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El orgullo de Cali

Por supuesto, lo más importante fue la actitud de los caleños y su aporte para lograr el buen suceso que hoy le merece los mejores reconocimientos de periodistas y medios internacionales, de funcionarios, empresarios e invitados llegados aquí para atender la cita.

26 de mayo de 2013 Por:

Por supuesto, lo más importante fue la actitud de los caleños y su aporte para lograr el buen suceso que hoy le merece los mejores reconocimientos de periodistas y medios internacionales, de funcionarios, empresarios e invitados llegados aquí para atender la cita.

Por su contenido y la importancia de los invitados, La VII Cumbre de la Alianza del Pacífico fue sin duda el más importante evento realizado en Cali en los últimos tiempos. Y se convirtió también en la gran oportunidad para que la ciudad y los caleños mostraran la cara amable, alegre y progresista que nos ha hecho merecedores del reconocimiento.Ocho Presidentes y jefes de estado de América y España; siete delegaciones oficiales y observadores provenientes del Asia y Europa fueron protagonistas de la reunión en la cual se dio nacimiento formal al esfuerzo de integración más importante de los últimos tiempos en el continente americano. A partir de este momento, la alianza firmada por Colombia, Perú, México y Chile será uno de los grandes protagonistas de la economía mundial. También se protocolizó en nuestra ciudad el Tratado de Libre Comercio con Costa Rica, nación que en compañía de Panamá ha expresado su interés en ser partícipe de la Alianza del Pacífico. Y se realizó una cumbre de 500 empresarios, representantes de las más importantes entidades privadas de América, España, Japón y Estados Unidos. Es decir, durante una semana Cali fue el epicentro de los negocios y la política en América Latina. Y la ciudad no fue inferior al compromiso que asumió desde el momento en que el presidente Juan Manuel Santos anunció que Cali sería la sede de la cumbre. Desde ese momento se inició una febril actividad coordinada por el Gobierno Nacional, donde las autoridades locales y las entidades de carácter privado asumieron la tarea no de cumplir un compromiso sino de mostrar lo que somos y podemos hacer para asegurar el éxito de la Cumbre y la acogida de sus participantes. Por supuesto, lo más importante fue la actitud de los caleños y su aporte para lograr el buen suceso que hoy le merece los mejores reconocimientos de periodistas y medios internacionales, de funcionarios, empresarios e invitados llegados aquí para atender la cita. Ellos son hoy los mejores embajadores de una comunidad que los acogió con su calor humano y la alegría de siempre, y se llevaron la imagen de una ciudad en constante progreso que hace esfuerzos por resolver sus problemas. Por eso, en Cali tenemos muchas razones para celebrar. Se nota en el ambiente que muchas cosas están cambiando; que haber usado recursos como la Valorización donde todos contribuimos, ha permitido mejorar nuestra infraestructura; que queremos mantener y proteger lo que estamos construyendo con esfuerzo digno de reconocimiento. Y que procesos como el Sistema de Transporte Masivo avanzan, superando dificultades pero transformado la vida urbana y la movilidad que integra en vez de causar conflictos permanentes. Sin duda, la capital del Valle es una ciudad renovada que está superando las épocas difíciles en las cuales se estancó. Lo dicen quienes nos visitan y sienten la misma amabilidad de siempre, un renacer del civismo que permite construir una mejor sociedad y el cambio que se ve en las calles de Cali. Por eso, los caleños tenemos razones de sobra para sentirnos orgullosos de su ciudad.

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