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Adelante con el MÍO

Es claro que también se requieren medidas para combatir la ilegalidad y el paralelismo que compiten con el MÍO. Pero, ante todo, lo que debe existir es el compromiso de atender como corresponde la demanda de los usuarios y las necesidades de quienes hoy no usan el Sistema.

12 de junio de 2016 Por:

Es claro que también se requieren medidas para combatir la ilegalidad y el paralelismo que compiten con el MÍO. Pero, ante todo, lo que debe existir es el compromiso de atender como corresponde la demanda de los usuarios y las necesidades de quienes hoy no usan el Sistema.

Luego de siete años de funcionamiento del MÍO, y ante los perjuicios que para los usuarios y la ciudad representan los incumplimientos crónicos, MetroCali debió dar por terminado el contrato de operación con Unimetro. Antes que un motivo de alarma, la decisión debe ser respaldada como muestra de la voluntad de enfrentar los problemas que presenta el sistema de transporte masivo y de impulsarlo como la solución que de él esperan los caleños para su movilización.Según los directivos de Metrocali, la medida está justificada en el continuo incumplimiento de los indicadores fijados en el contrato, puesto que durante 15 quincenas en 12 meses presentó las fallas allí contempladas como causal para la terminación unilateral del contrato. Además, Unimetro se encontraba sumergido en un espiral perverso que terminó en la total parálisis de su flota, el incumplimiento de sus obligaciones laborales y de todo tipo, y el deterioro permanente. En esas condiciones y desde el punto de vista de los usuarios del sistema, la drástica decisión parece inevitable. Es que con ello se deben producir también las medidas que permitan poner en circulación los 163 buses que hoy están paralizados, afectando a los usuarios y a la calidad del servicio que necesita la ciudad, para evitar que el transporte ilegal se siga tomando las calles. Por supuesto, hay que hacer lo posible por ayudar a resolver la crisis que para los empleados de Unimetro significa la decisión, que parece inevitable. Pero también hay que seguir adelante para reactivar la utilización de esos buses. Ya Metrocali ha explicado los pasos a seguir, y es de esperar que se tomen los correctivos necesarios para enderezar el funcionamiento de un sistema llamado a reorientar la vida urbana de Cali y la movilidad de sus habitantes. En ese orden de ideas, hay que reconocer la decisión de la Administración Municipal de respaldar con recursos el fortalecimiento del MÍO. Los $40.000 millones que se inyectarán al fondo transitorio reembolsable que se creará, permitirá que ingresen 46 buses adicionales al sistema, según los anuncios oficiales. Esa es una demostración del compromiso que se necesita para superar las dificultades. Es claro que también se requieren medidas para combatir la ilegalidad y el paralelismo que compiten con el MÍO. Pero, ante todo, lo que debe existir es el compromiso de atender como corresponde la demanda de los usuarios y las necesidades de quienes hoy no usan el Sistema. Esa es la clave, antes que las medidas coercitivas que si bien deben garantizar el orden del tránsito en la ciudad, no serán la solución si el servicio no satisface las demandas del mercado.El mensaje entonces es que el MÍO es una decisión sin reversa. Y que Cali necesita el respaldo de la Nación para consolidar un sistema que en múltiples ocasiones ha sido destacado por el Gobierno colombiano. No es el momento pues para descalificaciones y amenazas de Planeación Nacional sino para el apoyo a un propósito que desde sus inicios busca crear las condiciones para organizar el servicio del transporte público y colectivo en Cali y el resto de Colombia.

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