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Entre sombras

En su empeño por criminalizar a la fiesta brava, estos listos y listas -para que nadie se sienta marginada - echaron mano durante la plenaria de esos valores bastante maleables...

18 de diciembre de 2022 Por:

Puede ser la imagen más fiel de hasta dónde se puede llegar para convertir el Congreso de la República en la mejor réplica del bazar de los mercaderes. Allí mismo donde nada más debería ser el templo de la democracia.

Hablo de la falsa, aparte de celebrada, prohibición de la actividad taurina en Colombia. Falsa, y luego tragada entera por muchos medios de comunicación, por cuanto lo que hizo trámite fue el segundo debate de los cuatro a la que está obligada para ser aprobada. O sea, falta terreno por andar como para que echen voladores tan temprano.

Y la celebración tampoco es gratuita. Lo que hacen estos personajes expertos en marrullas, es enviar desde el Senado un mensaje de intimidación a quien ahora tiene la última palabra: la Cámara de Representantes.

Aunque lo de menos es el mensaje de victoria total. Digo, si nos detenemos en la forma como se ganó la votación. Primero, porque desatendieron el requerimiento de ir a escuchar las voces y el sentir de la gente en las regiones. ¿Saben, acaso, señores legisladores lo que significan los toros para el pueblo en Manta, Villapinzón, Une, San Francisco, Calima Darién, Lenguazaque, Sogamoso, Yopal, Arbeláez, Choachí, Suaita, Chinácota, entre muchos otros? Aunque antes sería bueno saber si ellos saben dónde están Manta, Villapinzón, Une, San Francisco, Calima Darién y los demás. Eso, despreciar a quienes luego reclaman dizque como suyos, es lo que hacen quienes andan pregonando la necesidad de salir del centralismo. Para godos, los liberales.

Pero no se vayan que esto se pone peor. En su empeño por criminalizar a la fiesta brava, estos listos y listas -para que nadie se sienta marginada - echaron mano durante la plenaria de esos valores bastante maleables que cargan en sus costosas mochilas de la socialbacanería. Así fue como, en un ataque de no sé qué, dieron la santa absolución a riñas de gallos y corralejas mientras mandaban a la hoguera a corridas de toros y similares.

En resumen: es muy malo lo que se hace a los toros en los ruedos de Cali, Manizales y demás. En cambio, si bien no es bueno lo que pasa con sus hermanos vacunos en Sincelejo, San Nepomuceno, Arjona, San Estanislao o Barranca Vieja, allá en esos lugares mejor hagámonos pasito porque es donde están los votos. Y ni qué decir de meterse con los gallos de pelea. Eso sería pegarse dos tiros, uno en cada pie. Pendejos no son.
Pero como ni así se podían alcanzar las mayorías, entonces hubo que recurrir al viejo y muy efectivo recurso de hurgar a la hora en que los demás duermen. Tal cual hacen otros especímenes.

Y si eso no era suficiente, pues quedaba una última carta para hacer la jugadita. Claro, a cargo de Roy Barreras, el Ernesto Macías del petrismo. Con lo cual ya se sabía que todos los medios, absolutamente todos, se justificaban hasta para alcanzar el fin. Vino entonces el amenazante: o tomamos el atajo ahora o verán si aplazan sus reservas de fin de año. Roy sabía que eso, dicho ante semejante público objetivo, no tenía pierde.

A ellos, a los prohibicionistas, hay que decirles como Unamuno en Salamanca, en octubre del 36, frente a las pistolas: (quizás) venceréis, pero no convenceréis. (Quizás) Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta en esta lucha, razón y derecho.

Aunque, Roy y compañía, antes quiero ver si de verdad venceréis. Digo, a la luz de la legalidad, no así como obraron esa madrugada, entre sombras.

AHORA EN Victor Diusaba Rojas