Cuestión de liderazgo
¿Cómo se puede enderezar el rumbo, no por fuerza sino a partir de la razón, además de contar con la participación de amplios sectores de la vida nacional?
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13 de sept de 2020, 11:40 p. m.
Actualizado el 24 de abr de 2023, 05:40 p. m.
Entre el dolor y la sensación de impotencia por el actual momento oscuro e incierto de Colombia, ¿cómo se puede enderezar el rumbo, no por fuerza sino a partir de la razón, además de contar con la participación de amplios sectores de la vida nacional?
Dirán algunos que para eso está el Gobierno Nacional. Sí, al menos eso esperamos; o mejor, eso esperaríamos. Pero para ello urge liderazgo, aquella especie en extinción en la clase dirigente de nuestros tiempos.
¿Qué se necesita?: fondo y forma. Lo primero obliga a despojarse de cualquier interés particular o partidista. Como dice la máxima aquella atribuida a Winston Churchill, “la diferencia entre un estadista y un demagogo (o lo que sea, anoto) es que mientras este piensa en las próximas elecciones, el otro, el estadista, se preocupa por las siguientes generaciones”.
Y sucede que cuando se obra con la miopía de las pequeñas causas, la capacidad de reacción se limita o bien a salir bien librado o a tratar de calmar las aguas. Eso, en medio de tormentas perfectas como esta que padecemos, es armarse de un paraguas para soportar un huracán. Aún más cuando lo que está de por medio es la ausencia de respeto por la vida (al menos trece muertos y 178 heridos -estos últimos entre civiles y policías- en los hechos callejeros de los últimos días, a los que se suman las víctimas de más de 50 masacres, líderes sociales caídos, indígenas, población afro, reinsertados, soldados y policías asesinados, entre otros, colombianos todos).
En consecuencia, si lo que se pretende es apenas salir bien librado ante algunos jefes y amigos, eso se paga de contado en términos de confianza y credibilidad ante la comunidad, y en el implacable juicio de la historia.
Lo otro, la forma (tan importante en el ejercicio político como el fondo mismo) no se puede dejar en manos de terceros, o de mediocres segundos.
Sobre eso, buen fondo y buena forma, hubo en estos días una lección que no pasó inédita. La dio la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en la madrugada del jueves. La misma Claudia de la que, debo decir, me separan su ejercicio contra la libertad (léase su antitaurinismo y su arbitrariedad), pero no por ello dejo de reconocer sus aciertos.
Miren el vídeo que ella puso en las redes sociales, en medio del clima de brutalidad policial que se dedicó, entre otras condenables prácticas, a tirar al blanco sin contemplación y a aporrear gente, mientras el fuego del vandalismo hacía de las suyas, muy posiblemente no de manera silvestre. Y en medio de ambos, ciudadanos inermes que, en algunos casos, salieron a protestar por el asesinato del abogado Javier Ordóñez y terminaron muertos o heridos.
¿Qué dijo, entre otras cosas, Claudia López, cuando ya se sabía que había al menos cuatro muertos (más Ordóñez), 46 CAI destruidos y docenas de buses quemados?:
• Bogotá no va a restablecer el evidente déficit de confianza y legitimidad que hay en la Policía y en los cuerpos de seguridad (con) destruir nuestra ciudad, nuestro patrimonio, nuestros impuestos, la vida de nuestros jóvenes que están en las calles como ciudadanos o policías...
• Ayer le pedí a la Procuraduría y a la Defensoría que lideraran un proceso de reforma estructural de la Policía. Hoy, viendo lo que ha pasado me parece que es absolutamente evidente que es al Gobierno Nacional, al mismo Presidente de la República al que le corresponde liderar esa reforma...
• Este no es un tema de “investigaciones exhaustivas” a unos “casos aislados” de violencia...
Y lo más importante:
• No caigamos en la ceguera, en la rabia, porque solo quedándonos ahí, acudiendo a la eterna historia colombiana de reaccionar a la violencia con más violencia, a un muerto con más muertos, no nos va sacar adelante…
Ahí hubo liderazgo, la clave para salir de esto. Lidere usted un pacto nacional por la vida, presidente Iván Duque, si de verdad lo que importa son las nuevas generaciones. Hágalo, sin permiso de nadie.
Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

Periodista
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