¿Cuánto más?
Ese debería ser uno de los primeros resultados de una mesa de conversación entre el gobierno y los líderes del paro: un acuerdo sobre el respeto a la vida
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9 de may de 2021, 11:40 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 03:04 p. m.
¿Cuánto puede durar esto? Esa es la pregunta que nos ronda hoy. Aunque más bien deberíamos preguntarnos antes: ¿Qué está pasando en Colombia?
Eso somos: una sociedad dispuesta a solucionar las cosas más bien pronto y al costo que sea. Expertos en medio apagar incendios (chicos algunos o inmensos, como este), sin detenernos en la procedencia del fuego ni en lo que se hizo cenizas, comenzando por lo más importante, la vida misma.
Y siempre decimos sentirnos sorprendidos, cuando, por ejemplo, esto mismo que vivimos ahora es lo que le toca a mucha gente. Que se sepa: así es que malviven a diario millares de colombianos del país rural y de las zonas más deprimidas de las ciudades. Entre violencia, miedo, hambre, desesperanza, olvido y cosas peores. A la espera de que acaben las noches largas y salga el sol para saber qué destino tomar.
Y ni siquiera tienen derecho a esa elección, porque son otros -a veces, irregulares; a veces, regulares que caen en la venalidad- quienes deciden ese rumbo. Ahora que lo vivimos en carne propia en las grandes capitales, en eso que era la zona de confort (y de indolencia) en que nos movíamos, sabemos lo duro que es.
Volvamos al principio. ¿Cuánto más puede durar esto? Depende. Si hablamos de esta violencia que, dicen, ya superó las treinta muertes (casi todos civiles, más un oficial de la Policía), centenares de heridos y un número indeterminado de desaparecidos, más millonarias pérdidas, ella, la violencia, debe parar de inmediato. Entre otras, para que obre la Justicia y se castigue a los culpables de las graves violaciones a los derechos humanos perfectamente documentadas, como también a quienes convirtieron la protesta ciudadana en atentados personales y vandalismo.
Ese debería ser uno de los primeros resultados de una mesa de conversación entre el gobierno y los líderes del paro: un acuerdo sobre el respeto a la vida. Lo que incluye el fin de toda acción policial (incluidas las encubiertas) que no respete los protocolos establecidos por ley. Pero también la condena, descalificación y denuncia de los líderes del paro sobre quienes han convertido la movilización ciudadana en anarquía y provecho económico (ahí están, como ejemplo, los tales ‘retenes’), cuando además se impide el paso a las misiones médicas y el abastecimiento de productos de primera necesidad que castiga, ante todo, a los más necesitados.
En cambio, si hablamos de cuánto puede durar esto, respecto a lo que realmente es, un gigante movimiento social, pues los plazos no son los mismos. De eso deben ser conscientes Iván Duque y su equipo de gobierno (?). Si es que al menos se han tomado el trabajo de ver el tamaño de esta creciente ciudadana que salió a la calle en contravía de una absurda reforma tributaria y de muchas más de sus erradas políticas (salud, educación y más), ajenas a las necesidades de las mayorías. Aunque para ser justos, no menos responsabilidad de esto les cabe a tantos y tantos de sus antecesores.
Esta parte del movimiento (que ha sido realmente el espíritu paro) debe seguir adelante más allá del cese de actividades como única herramienta. Digo, mediante otras expresiones democráticas que abran paso a la discusión sobre un nuevo pacto social construido entre muchos. Eso sí, con carácter nacional y con las regiones en primer plano, tal y como lo merecen.
¿Algo así puede prosperar? Probablemente sí. Nunca quizás tantos jóvenes se habían tomado al mismo tiempo el trabajo de meterle el diente al presente de esta Nación, para cambiar el futuro. Ese será un largo camino que, necesariamente, debe hacerse con la paz como escenario. De lo contrario, será una dolorosa vuelta al pasado.
Sobrero: “He tomado la decisión, por prudencia, de no hacer presencia en Cali para no distraer el trabajo de la fuerza pública": la frase de ayer con la que Iván Duque les dice a los caleños que no es su Presidente.
Sobrero 2: ¡No a la Copa América!, un negocio privado para beneficio de unos cuantos tipos bastante cuestionados. Presidente, más pan y menos circo.
Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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