El pais
SUSCRÍBETE

Batalla por el Premium

Hubo voto finish, tras varias rondas de empate y lobby en los que, admito, estuve a punto de perder, como jefe, sobra decirlo, de la campaña ‘Premium, todo sea por el fútbol’.

6 de enero de 2019 Por: Víctor Diusabá Rojas

Debatimos, echamos números y votamos. Es un hecho: en casa vamos a comprar el canal Premium para ver este año el fútbol profesional colombiano. No ha sido una decisión fácil, más aún sabiendo cómo irán este año las cosas en materia tributaria. Y es que 180 mil pesos son plata (dicen que el canal saldrá al mercado a mediados de este año, a unos 30 mil pesos mes).

Hubo voto finish, tras varias rondas de empate y lobby en los que, admito, estuve a punto de perder, como jefe, sobra decirlo, de la campaña ‘Premium, todo sea por el fútbol’.

Mi mujer, su hermana y una de mis hijas encabezaron la oposición: ‘Sí al fútbol, no al premium’, tesis difícil de entender, pero válida porque en la política (y esto era política pura) sí es no, y viceversa.

En las oportunidades en que tuve derecho a la palabra, y antes de que me apagaran el micrófono, hice una completa retrospectiva histórica que incluso se remontó a los tiempos en que curas misioneros metieron las pelotas, de fútbol, por Pasto y por Barranquilla. Y argumenté (muy a pesar mío, como santafereño que soy) que hombres de la talla de D’Stéfano y Pedernera jugaron aquí, aunque los puse al mismo nivel de Perucca, Pontoni, Valeriano y Dimas Gómez.

Ni se enteraron. “¿A quién le importan esos señores, que ya deben estar en el seno del Señor, si lo que ustedes nos están vendiendo, (nos señaló mi mujer con dedo acusador) son unos partidos de Panteras contra Cóndores y Héroes de la Independencia versus Aseguradores. Digan la verdad…”.

Logré que me otorgaran una moción de aclaración para precisar que no eran Panteras sino Jaguares y que lo otro era un mote de esos apodos sesudos que se nos ocurren a los periodistas.

No tuve tiempo de terminar, porque la andanada siguió su curso. “Y no vengan con el cuento de que esas Panteras, Jaguares o ‘Felinos’, como dice un tipo en la tele, equivalen al Wolverhampton de la Premier League o que Los Aguiluchos son el Sassuolo de Italia”. Impresionado ante tanto conocimiento y temeroso de que armaran un paralelo, hombre a hombre, entre el Arsenal y mi Santa Fe o entre el Werder Bremen y el Deportivo Cali, pedí un receso.

De poco sirvió, tras la reanudación, el presidente de la corporación, un vecino jubilado que solo juega ajedrez, tuvo que pedirles mesura. Ellas, envalentonadas, pusieron sobre la mesa el calendario del campeonato y preguntaron si valía la pena perderse un sábado en familia en San Cipriano para ver Petroleros vs Naranjas, “con la plata del pueblo”; o más dramático aún, “a costillas de la canasta familiar”.

Ya creíamos haberlo visto todo, pero no. La tía Beatriz, siempre tan compuesta, sacó de la cartera sus gafas de aumento y recordó que ni con ellas podía encontrar en la tele el balón en canchas tan mal iluminadas en que ponen a jugar a su ‘Mechita’ y a “esos otros equipuchos”. “No cuenten conmigo. Para eso mejor pago por Elif (su novela de la tarde), que no terminará jamás”.

Fue entonces cuando cerramos filas los hombres de la casa. Con la ayuda de mi padre, hijos varones y un tío que olvida todo, logramos hacer la mayoría, ya lo dije, mínima pero suficiente.

Aunque, como todo en política, hubo que hacer concesiones. Una, partido con equipo de garaje de por medio queda prohibido verlo en directo.

Y dos, a la hora de pagar se exigirá que el operador permita a los televidentes contar también con la opción de solo sonido ambiente del estadio. La verdad, fui el único que me opuse a ello. Incluso, cuando intenté hacerles ver que era una forma velada de censura. Nada, pasaron de largo ante mi petición, como buseta llena.

***

Sobrero.
Doble luto por los fallecimientos de dos leones que hicieron historia: Dragoslav Sekularac y Radamel García. Hasta siempre.

Sigue en Twitter @VictorDiusabaR

AHORA EN Victor Diusaba Rojas