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Política farándula

¿Qué le dice uno a un muchacho de 18 años, que no traga entero, que todo lo analiza, que no se deja meter cuentos y que tiene más claridad que muchos adultos sobre lo que pasa en el país y en esta campaña por la Presidencia de la República?

17 de mayo de 2022 Por: Vicky Perea García

Así es como define mi hijo menor, quien recién cumplió los 18 años y tiene la posibilidad de votar por primera vez, la actual campaña política.

Él, que es de esos muchachos que se criaron debatiendo sus ideas, con la crítica a flor de labio y que dudan de todo antes de formarse sus propios criterios, me dijo que entiende que su deber es acudir a las urnas porque es ahí donde se juega el primer round del futuro del país, pero que no encuentra ningún candidato que llene sus expectativas.

Ha visto debates que para él no son debates porque parecen más gallineros en los que unos a otros se picotean, pero de ideas concretas y realizables más bien poco. Y no entiende cómo puede ser una estrategia no acudir a esos espacios, que así no sean ideales son los que hay, cuando lo que más necesitan quienes tienen la intención de votar es que los candidatos les cuenten qué van a hacer y cómo, y que defiendan sus posturas con altura.

En vez de eso, lo que él percibe es una guerra por aparecer más en los medios y en las redes debido a los escándalos, a las trapisondas que cometen unos contra otros, a los discursos violentos, al juego sucio y bajo. Mejor dicho, la política farándula.

¡Ah!, y le llama la atención ver carros con carteles de uno u otro contendor, paredes pintadas, caravanas que pitan e interrumpen el tráfico, vallas por montones. Según su criterio, esa publicidad no atrae más votantes, puesto que quien ya decidió su candidato no lo va a cambiar porque vea la cara de otro con más frecuencia, y al que aún no escoge, cómo él, no lo convencerán metiéndole el nombre o el rostro de alguno por los ojos.

Entonces me dice que no le provoca votar por ninguno, que no hay candidato que le guste ni propuestas de país -de las que ha podido leer- que lo convenzan. Y que cree que quienes esperan un cambio, sea quien sea el nuevo presidente de Colombia, se estrellarán contra la realidad cuando vean que la mayoría de lo que proponen es irrealizable, que no hay plata para hacer todo lo que les han ofrecido a los electores y que el cuento de acabar con la corrupción, que mi hijo reconoce como el peor mal del país, no es más que una falacia. “Mami, me dice, ¿cómo es que son capaces de hacer una promesa como esa cuando están rodeados de personajes acusados precisamente de esa mala práctica? ¡Qué incoherencia!”.

¿Qué le dice uno a un muchacho de 18 años, que no traga entero, que todo lo analiza, que no se deja meter cuentos y que tiene más claridad que muchos adultos sobre lo que pasa en el país y en esta campaña por la Presidencia de la República?

Soy incapaz de indicarle un candidato para que vote en esta que es su primera vez ejerciendo su derecho -y su deber- como ciudadano. Por eso le digo que si no encuentra a nadie que lo convenza, el voto en blanco siempre es una opción, así algunos piensen que es perdido, porque manifiesta la inconformidad con quienes están en la disputa electoral.

Me gustan estas conversaciones con mi hijo, que se graduará de bachiller en las próximas semanas, porque me indican que algo está cambiando en nuestros jóvenes y que hay esperanza para el futuro del país. No estoy de acuerdo con todo lo que plantea, pero le respeto sus posiciones. Sé que la decisión que tome cuando acuda a las urnas el 29 de mayo y en la segunda vuelta el 19 de junio, será consciente y lo dejará tranquilo, al menos en lo personal.

Ojalá así lo hiciéramos la mayoría de los colombianos, sin presiones, sin falsas ilusiones, sin odios ni rencores, sin dejarnos permear por la política farándula. Con la certeza de que nuestro voto es el que más le conviene al país, hoy y a futuro.

Sigue en Twitter @Veperea

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