Puerto Resistencia
Cali es una ciudad que necesita puentes de comunicación, encuentro, reconocimiento, sensatez y mucha madurez.
Siga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

10 de ene de 2022, 11:45 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:42 a. m.
Tras el horrible atentado en Cali, escribí en mi cuenta de Twitter un mensaje expresando mi solidaridad con la Policía Nacional y con los habitantes de Aguablanca, que debieron pasar una noche de infierno.
Nadie quiere el horror en la puerta de la casa. A la Policía hay que rodearla, jamás vilipendiarla, aunque se hayan cometido muchos errores graves. La Justicia se encarga de eso. Es la institucionalidad. Quienes me conocen -los pocos- saben que soy una mujer de instituciones. Pero también soy de sensatez y compasión. Y por eso, a esa zona de Cali la llamo Puerto Resistencia, como la llaman los habitantes de Aguablanca, no Puerto Rellena, como le dicen con arrogancia quienes se enfurecieron conmigo y me mandaron todo tipo de mensajes insultantes por decirle al lugar donde habita la mitad de los habitantes de Cali, como le dicen esos habitantes.
Le llamo Puerto Resistencia por varias razones, pero fundamentalmente porque ‘Puerto Rellena’ me parece despectivo, denigrante. Porque sus habitantes ya no quieren que se llame así. También, porque si usted entra a Google y pone ‘Puerto Resistencia’ se dará cuenta de que así le llaman los principales medios internacionales que entendieron lo que no todos los caleños entendieron. No todos los que llaman así a la zona, son vándalos. Si así fuera, estaríamos hablando de un millón de vándalos en Aguablanca. ¿Y qué haríamos con ellos? ¿Bombardearlos?
Cali es una ciudad que necesita puentes de comunicación, encuentro, reconocimiento, sensatez y mucha madurez. A punta de agresiones desde todo lado, miren dónde estamos. Les falta grandeza a varios líderes que tenemos, afanosos por hacer historia, sin conocer ni reconocer la ciudad, a sus habitantes, sus odios, sus dolores y sus necesidades.
¿Qué tal si le bajamos a la arrogancia y miramos más allá de la comodidad que nos rodea, para entender que se han cometido muchos errores y que si queremos construir en la ciudad que amamos, toca conocerla y comprender lo que pasa por la cabeza y el corazón del otro millón de caleños?
Es cierto que de allá salió parte del horror que vivió Cali el año anterior, con células urbanas de Eln presentes y con los políticos de turno queriendo pescar en las insatisfacciones de sus habitantes, cazando votos mientras incendiaban la ciudad. Y, entonces, ¿lo vamos a seguir permitiendo?
En el distrito de Aguablanca viven miles de madres comunitarias, jóvenes con ganas de estudiar y trabajar, niños que hay que rescatar del adiestramiento violento, muchos desplazados buscando oportunidades, gente como ustedes y como yo pero con menos oportunidades en esta vida, gente trabajadora. Y claro que hay vandalismo, pero el vandalismo se reproduce ante la carencia de oportunidades y con el desdén del resto de la sociedad.
La soberbia, la arrogancia, el clasismo y la presunción solo causan más violencia, más segregación. A la gente hay que reconocerla y entenderla. Por eso, le seguiré diciendo Puerto Resistencia.
Sigue en Twitter @vanedelatorre

Periodista siempre, cocinera a veces, lectora cuando puede. Mamá y esposa.
6024455000