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Alberto Castro Zawadsky

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Tres mentiras y un truco

Aquí lo que hay es un iluminado apretando a unos pocos opresores que se molestan porque ya no pueden seguir pisando a los oprimidos.

27 de abril de 2024 Por: Alberto Castro Zawadsky

Era previsible que el ensimismado líder climático no captase el mensaje.

Con la estrategia propia del facho, se rodea de un séquito zalamero que incluye periodistas, para aislarse de la realidad. Así convirtieron en 180.000, el número de participantes en las marchas de todo el país, cuando los recuentos serios, incluyendo los que cualquier escéptico puede hacer calculando densidad y extensión en fotos, dieron 2,5 millones.

Una rebajita del 93%, con la que acomoda la segunda mentira. Salió la ‘clase dominante’. No podría su Marxista cerebrito verlo de otra forma. Aquí no hay posibilidad de acuerdos, ni de gobierno para todos. Aquí lo que hay es un iluminado apretando a unos pocos opresores que se molestan porque ya no pueden seguir pisando a los oprimidos.

La enojosa contradicción resulta cuando se hacen las cuentas bien y se revisa la variadísima participación. ¡Las monjitas y ancianos en silla de ruedas con oxígeno pertenecen a la clase dominante! Sin duda, una de las más numerosas del mundo.

La tercera, la más descarada y cínica y la más repetida por su rebaño, es que lo masivo de la marcha prueba que estamos ante un gobernante tolerante y pacífico. “Nunca antes habían podido los colombianos protestar en paz”, balan, sin el menor asomo de sonrojo. Las marchas blancas han sido pacíficas por decisión de quienes protestan. Desde las masivas, de rechazo a las Farc, hasta las más recientes. Todas las demás, especialmente las promovidas por Petro y sus secuaces, han terminado en ataques a policías, quemas y destrucción. Siempre han sido los manifestantes los responsables de la violencia que la Policía ha tratado de contener.

Las mentiras son tan descaradas que hasta sus partidarios se alarman.

Por eso saca de su sombrero de ilusiones el truco de la victimización, usado por todos los que, estando en el poder, se niegan a asumir su responsabilidad. Que todos son asesinos. (sí, incluyendo las ancianas y los niños). Que lo quieren matar. Que la protesta es parte de un golpe. Que no lo dejan arrasar este sistema miserable para reemplazarlo por el paraíso que describe con primor la declamación viral de un niño petrista. Mostrará que la pelea es con sindicatos pagados, hampones negociados, e indígenas comprados, quienes respaldarán su fallida gestión y demostrarán, con la agresión, cómo pretenden imponerse.

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