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Jaime Arizabaleta
Jaime Arizabaleta | Foto: El País

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Todos a la calle el 16 de agosto

Hoy el país se encuentra en una situación en la que es necesario que la ciudadanía vuelva a expresarse en las calles.

14 de agosto de 2023 Por: Jaime Arizabaleta

Si hay algo que afecta a un presidente ególatra y populista, es la reacción de las masas populares. Cada fracaso legislativo por parte del gobierno ha estado precedido por el éxito de una movilización ciudadana.

Situación que se explica porque la mayoría de los congresistas, en lugar de regirse por sus convicciones, optan por el oportunismo político. Pocos, por más politiquero que sean, apoyarían a un gobierno que es rechazado por las multitudes en un año electoral.

Nuestras marchas han superado con creces las movilizaciones que ha intentado el gobierno, como la del 15 de febrero y la llamada ‘marcha de la mayoría’ el 20 de junio.

Hoy el país se encuentra en una situación en la que es necesario que la ciudadanía vuelva a expresarse en las calles.

Enfrentamos la peor crisis institucional de nuestra historia. Dineros provenientes del narcotráfico se habrían infiltrado en la campaña presidencial a través del hijo del presidente.

Las utilidades de Ecopetrol han caído un 61%, y los secuestros aumentaron en un 90%. Además, a pesar de un supuesto cese al fuego, el Eln estaría planeando asesinar al Fiscal General de la Nación. Se asegura que los asesinos a cargo fueron entrenados en Venezuela en el uso de drones y los francotiradores ya han sido asignados.

Me pregunto si como colombianos vamos a quedarnos de brazos cruzados y permitir el asesinato del fiscal, quien ha sido el último bastión de lucha contra el narcotráfico.

Lo que se necesita no es solo una marcha de miles, sino una de millones. Es hora de que todo el país se movilice en rechazo a este gobierno deshonroso, que negocia con criminales y abandona a los ciudadanos que respetan la ley.

***

Posdata: Agradezco a la ciudadanía que me acompañó en mi precandidatura a la alcaldía de Cali. Decliné porque mi presencia podría dividir la votación en una ciudad que requiere con urgencia ser reconstruida.

Sin embargo, me preocupa la ausencia de una propuesta de seguridad seria entre los candidatos, teniendo en cuenta que Cali es la ciudad numero 32 más violenta del mundo.

Además preocupa que la politiquería, que ha robado a Cali, tiene sus tentáculos en la mayoría de candidaturas.

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