Sindicalismo y gobierno

Un tema que constantemente llama la atención en Colombia es el respaldo público que varios voceros de sindicatos vienen dándole al Gobierno Nacional en cabeza del presidente Petro.

Esos hechos ponen de manifiesto un debate universal entre la relación que siempre debe existir entre sindicatos, partidos políticos, empresarios y gobernantes.

No siempre las afinidades y opiniones políticas de los dirigentes sindicales corresponden a las de sus afiliados, agrupados con el solo fin de defender mejor sus derechos económicos y sociales frente a los empleadores y los gobiernos, sean de derecha, centro o de izquierda.

Respetar esa autonomía de los trabajadores es el primer requisito que deben cumplir, y hacer cumplir, quienes aspiran a ocupar cargos de dirección en los sindicatos.

En ese sentido, es muy preocupante lo que ha venido pasando en Colombia, cuando algunos dirigentes sindicales y de otras organizaciones sociales llaman a respaldar al gobierno del presidente Petro y, a veces, invitan a votar por los candidatos a cargos de elección popular del partido de Gobierno, desconociendo así que algunas decisiones gubernamentales pueden ser contrarias a los intereses de los trabajadores o de los integrantes de otros núcleos sociales.

Ese desconocimiento de la autonomía e independencia sindical es lo que explica, en buena parte, que cuando vino el desplome de la Unión de Repúblicas Soviéticas, URSS, no solo arrastró al Gobierno, sino también al Partido Comunista que estaba en el poder desde el año 1917.

También llevó consigo a los sindicatos soviéticos oficiales, los cuales, además de tener afiliados a la mayoría de los trabajadores y aparecer con mucha frecuencia al lado de los principales dirigentes del Gobierno, en más de 50 años de existencia de la URSS, en ningún momento se atrevieron a hacerle una observación o una crítica a los errores que venían cometiendo los principales dirigentes de la Unión Soviética en los diversos cargos de Gobierno.

Lamentablemente, por el mismo camino siguieron todos los países del denominado bloque socialista, vale decir Rumanía, Bulgaria, Hungría, Polonia, Checoslovaquia y la antigua Alemania comunista, contribuyendo con todos sus errores políticos y sociales a hacerle un daño irreparable a las ideas humanistas, democráticas, pluralistas, solidarias y libertarias de la humanidad.

La historia dolorosamente nos ha enseñado que, donde se permite esa pérdida de la autonomía e independencia sindical, los resultados no hacen, sino traer tragedias políticas y sociales a los gobernantes, a los partidos de Gobierno, a los sindicatos, a los trabajadores, a las relaciones con los empresarios y con otros sectores de la población.

En ese orden de ideas, son muy significativas las recientes declaraciones del señor César Loza, presidente de la Unión Sindical Obrera, USO, sindicato que agrupa a los trabajadores de Ecopetrol, cuando reclama públicamente que el Gobierno nacional debe revisar su política energética “al considerar que detener la promoción de nuevos proyectos de petróleo y gas representa un error con graves consecuencias para la autosuficiencia y estabilidad de Ecopetrol”. Vale recordar que Ecopetrol es la empresa estatal que más genera recursos económicos al Estado colombiano.

De igual manera, son de mucha importancia para el futuro democrático de Colombia y la construcción de una nueva cultura en las relaciones laborales, las constantes declaraciones públicas que los principales dirigentes nacionales y regionales de la denominada Confederación General del Trabajo, CGT, autónoma e independiente, han venido haciendo en torno a pedirle al Gobierno nacional, y de manera especial al presidente Petro y a su ministro de Trabajo, que también escuchen las opiniones de sindicalistas críticos y con opiniones contrarias a su manera de gobernar.