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No se puede perder tiempo

Una reciente presentación de la Ministra de Minas y Energía sobre el tema de la transición energética y la forma en que el Gobierno lo está abordando dejó una sensación de tranquilidad, por la claridad de los planteamientos y por el enfoque de largo plazo que viene dando a su gestión.

28 de febrero de 2020 Por: Ricardo Villaveces

Una reciente presentación de la Ministra de Minas y Energía sobre el tema de la transición energética y la forma en que el Gobierno lo está abordando dejó una sensación de tranquilidad, por la claridad de los planteamientos y por el enfoque de largo plazo que viene dando a su gestión. Asuntos de tal envergadura como el del cambio climático no dejan más opción al mundo que el embarcarse en un proceso de transición hacia energías limpias y a buscar objetivos de reducción de emisiones y desarrollo de actividades que sean carbono neutrales.

Ha sido muy acertado el impulso que se viene dando a las energías renovables y un éxito los resultados de la subasta llevada a cabo el año pasado. Esto pone al país en la dirección correcta y diversifica aún más la matriz de generación, reduciendo las vulnerabilidades, por cuenta de la variabilidad climática, de una generación hídrica que pesa tanto en el caso colombiano. También resulta muy positivo el estímulo que se viene dando a la utilización de vehículos eléctricos tanto en transporte público como en automóviles particulares.

A pesar de los grandes esfuerzos que se hagan en estos temas, en los próximos veinte o treinta años, como lo indican los escenarios elaborados por diferentes entidades, el peso del crudo y del gas seguirá siendo muy significativo y es bastante claro que las posibilidades de grandes hallazgos de crudo convencional son bajas y cualquier descubrimiento de alguna importancia toma un largo período para su desarrollo.

No se puede olvidar que, por mucho que avanzáramos en los temas de transporte, la gran vulnerabilidad del país está en el gas pues son una gran cantidad de industrias e infinidad de hogares los que dependen de este producto.

Lo positivo es que se conoce cuál es un camino concreto para reducir los riesgos que tiene el país en un futuro no muy lejano. Lo negativo es que es una solución que se ha estigmatizado y se ha vuelto más un eslogan para la protesta que un tema de análisis serio. Se trata, obviamente, del fracking que es un tema al que hay que darle toda la importancia y seriedad a su análisis y, con todas las precauciones necesarias, empezar a desarrollar actividades en este frente.

Bien se sabe que los Estados Unidos, que es un país con una larga tradición de seriedad en los temas ambientales, logró pasar de ser un importador de petróleo a ser hoy el primer productor mundial del hidrocarburo gracias al desarrollo de sus campos no convencionales y al uso de esta tecnología y, simultáneamente, ha sido uno de los países que ha logrado una de las mayores reducciones en las emisiones de carbono por cuenta del cierre de plantas de generación a carbón y su sustitución por gas.

No es una solución perfecta, pero es viable y el desarrollo tecnológico reducirá cada vez más los problemas. Lo que no podemos es llevar al país a una situación crítica mientras se pierde con argumentos débiles y emocionales un tiempo muy valioso para Colombia.