Lo que se viene
Estas perspectivas se complican más cuando se ve el auge que está teniendo el populismo en muchas partes.
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6 de may de 2022, 11:35 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:58 a. m.
El mundo está cambiando y nos tocó vivir esa transición. El llamado orden mundial de la posguerra basado en el multilateralismo muestra un debilitamiento pronunciado. Más preocupante aún, el sistema democrático, que había ganado un gran espacio, viene haciendo crisis desde hace ya varios años. Si lo anterior no fuera suficiente, la pandemia y ahora la guerra en Ucrania están teniendo profundas repercusiones en un reacomodo que no sabemos a dónde llevará y cuándo se logrará estabilizar.
En todas partes se están repensando las cadenas de suministro con implicaciones geopolíticas importantes, cuando ha quedado evidente la dependencia de China que muestra sus intenciones de seguirla aumentando con iniciativas como la que se ha llamado la Nueva Ruta de la Seda.
Muy preocupante es la forma en que se está dando el realineamiento de Occidente a raíz de la guerra en Ucrania, pues se está traduciendo en un incremento muy significativo en los gastos militares en muchos países, incluyendo algunos que se habían alejado del armamentismo como Suecia o Alemania.
Se observa un recrudecimiento del nacionalismo, y la globalización, que había marcado el discurrir económico de las últimas décadas, cada vez se cuestiona más. Todos estos temas, sumados a la reaparición de la inflación, empiezan a tener grandes y preocupantes similitudes con lo que vivió el mundo en el período entre guerras del siglo pasado. En fin, todos estos temas y muchos más lo que muestran es un escenario complejo con reacomodos difíciles de predecir pero que tendrán repercusiones en todo el planeta.
Estas perspectivas se complican más cuando se ve el auge que está teniendo el populismo en muchas partes. Como bien lo dice Andrés Velasco, exministro chileno, el populismo por definición, niega la complejidad, niega el pluralismo, pretende ser el poseedor de la verdad y siempre trata de erosionar las instituciones que le han dado la fuerza a la democracia, como son los órganos de control y los sistemas de pesos y contrapesos que hacen viable el respeto por la opinión de los demás y la razón y el debate antes que la autocracia y el personalismo.
¿Será que los candidatos a la presidencia estarán siendo conscientes del escenario tan complejo que tiene el país por delante, cuando a la agenda nacional ya de por sí muy desafiante, se le suma un escenario internacional tan turbulento e incierto? Difícil saberlo pues los debates se limitan a temas muy puntuales, el que está adelante en las encuestas ni siquiera asiste y no se conocen planteamientos de mayor calado sobre cómo ven el papel de Colombia en esta redefinición de las reglas del juego.
Cualquiera que sea el presidente debería tener claro que ahora, más que nunca, será necesario tener posiciones de país, propiciar la unidad, y entender que el simplismo y las promesas pueden servir para conseguir votos, pero lo que se nos viene es un escenario de gran complejidad en todos los frentes y no hay mejor manera de enfrentarlo que con un país unido y no dividido, como ha venido ocurriendo en los últimos años.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.
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