Jugando duro

La larga experiencia de Biden en el Congreso y el haber tenido que vivir la dificultad para lograr consensos y la intransigencia del Partido Republicano para lograr acuerdos en temas de tanta envergadura como el sistema de salud

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9 de abr de 2021, 11:35 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 06:55 a. m.

La trayectoria en el Congreso, en la vicepresidencia y aún en la campaña electoral hacían pensar que Biden iba a ser un presidente tímido y cuidadoso en sus decisiones. Su imagen bonachona no rimaba con procesos políticos muy complejos. Pues bien, lo que se ha podido ver en estos meses es que está sacudiendo el establecimiento con sus decisiones y propuestas y, si tiene éxito, puede originar cambios de fondo en el panorama político, social y económico de los próximos años.

Como bien lo analiza Ezra Klein en el New York Times lo que está poniendo en práctica no es solo un ambicioso plan de recuperación de empleo y de lucha contra la pandemia, sino que está dando al gobierno una importancia que venía debilitándose desde los tiempos de Reagan y se está cambiando de manera profunda la forma de tomar las decisiones del gobierno.

La larga experiencia de Biden en el Congreso y el haber tenido que vivir la dificultad para lograr consensos y la intransigencia del Partido Republicano para lograr acuerdos en temas de tanta envergadura como el sistema de salud, que tan bien narra Obama en sus memorias, le han llevado a proponer planes muy ambiciosos que rechazan los políticos republicanos pero que son populares entre muchos de los votantes de ese partido.

¿Cómo oponerse a grandes proyectos de recuperación de una infraestructura obsoleta en temas como las vías y la energía después de ver dramas como el que vivió Texas hace pocas semanas? ¿O cómo rechazar los montos de ayuda a las familias para superar en algo los efectos de la pandemia?

Los políticos republicanos pueden dar buenos argumentos de prudencia económica para no seguir endeudando al gobierno, pero, como dice Klein, en este gobierno los economistas han perdido fuerza frente a los políticos, y aún, a nivel de los asesores técnicos de ambos partidos, su mirada al mundo es diferente a la de quienes los precedieron.

Ellos son jóvenes y saben lo que son las deudas impagables propias o de sus compañeros para lograr una educación de calidad, han vivido en carne propia los efectos del cambio climático y no conocieron ese mundo idílico de una clase media que vivía la llamada ‘american way of life’. Han viajado y se dan cuenta del retraso norteamericano en infraestructura y vieron los efectos de crisis como la de las “sub prime” en 2008.

Son entonces mucho mas conscientes de la necesidad de un gobierno que lidere y ejecute grandes cambios y eso va en línea con las aspiraciones de esos amplios grupos progresistas que Biden necesita para mantener la unidad demócrata y que pasen sus proyectos.

Si Biden tiene éxito en estos dos años en que, aunque precaria, tiene mayoría en el Congreso, no solo podrá mantenerla y frenar a personajes como Trump, sino que puede avanzar mucho en crear consensos nacionales, reducir la polarización y volver a darle a la ciencia la credibilidad que se necesita frente a tantos desafíos.

Igualmente, es mucho lo que puede hacer por recuperar ese liderazgo internacional que se requiere en estos tiempos tan complejos.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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