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El futuro ya llegó

Resulta preocupante la incapacidad de las autoridades frente a los cambios del mundo moderno.

12 de mayo de 2017 Por: Ricardo Villaveces

Resulta preocupante la incapacidad de las autoridades frente a los cambios del mundo moderno. Es la negación a aceptar que las cosas no son lo que eran y que deben adaptarse a los nuevos tiempos en lugar de sostener posiciones recalcitrantes que rechazan las nuevas realidades. El caso de Uber es el ejemplo más publicitado, pero hay muchos otros conflictos de este tipo y las presiones para que nada cambie en temas como el de la televisión con Netflix, o los hoteles con AirBnb. Estos ejemplos se han repetido mucho pero lo que es importante resaltar es que son sólo la punta el iceberg de lo que se viene. El mundo digital es una realidad y las transformaciones son en todos los campos y con implicaciones de todo tipo. El Ministerio de Transporte, en lugar de empecinarse en posiciones para el siglo pasado y alejadas de toda realidad, debería empeñarse en trabajar conjuntamente con el de las TIC y encontrar soluciones al problema de las plataformas tipo Uber, sin atravesarse al desarrollo.

Cuando se lee sobre lo que está ocurriendo en las industrias y en las organizaciones (Exponential Organizations de S. Ismail, o Industries of the Future de A. Ross, por ejemplo), o se escuchan conferencias como la presentada por el investigador de CalTech A. Jaramillo, en el Executive Forum en Cali sobre nanotecnología, no puede uno menos que quedar pensativo alrededor de las dimensiones que van adquiriendo las transformaciones que sacuden al mundo por cuenta de los grandes avances en la informática. Y los cambios son en todos los frentes.

Por estos días se habla del impacto que tuvo Cambridge Analytica en los sorprendentes resultados de la elección de Trump. Pues bien, a la luz de estas nuevas tecnologías los resultados pueden ser menos sorprendentes. La compañía se define a sí misma como una “agencia global para el manejo de elecciones”. Lo interesante es que sustenta toda su promesa no en experiencia política, ni en conocimiento tradicional sino en minería y análisis de datos y en habilidad para procesar lo que hoy se denomina ‘big data’. En términos contemporáneos, en algoritmos.

Y si vamos a lo que pensadores contemporáneos como Yuval Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana) piensa sobre el poder de los algoritmos, nos enfrentamos a perspectivas que pueden llegar a ser maravillosas como también apocalípticas. Qué pensar cuando se argumenta que se está gestando un inmenso grupo humano que desde el punto de vista social, ‘no tiene uso’. Históricamente la gente se ha necesitado para las guerras y para el trabajo y hoy, por cuenta de estos cambios, las guerras son a distancia (drones, satélites, bombas inteligentes, etc.) y ni se diga en las actividades industriales por cuenta de la robotización.

Estos parecen cuentos de ciencia ficción, pero pensemos cómo era nuestra vida hace 20 años y encontraremos que el ritmo del cambio es alucinante. Aterrizando de nuevo al tema, el reto de los gobiernos es avanzar en ajustar las normas a realidades que son imparables pues el futuro ya llegó.