El cuarto de hora

El pragmatismo de Petro, al impulsar el nombre de Barreras a la presidencia del Senado, dio sus resultados. El sabe moverse en ese escenario como pez en el agua y hubiera sido muy inquietante tener a un personaje como Bolívar en esa posición.

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1 de jul de 2022, 11:35 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 01:32 p. m.

Hace un par de semanas, vísperas de elecciones, eran muchos los interrogantes y las inquietudes que se planteaban. Son muchas todavía las respuestas pendientes y muchas las preguntas que se pueden hacer, pero hay buenas razones para pensar que las cosas van por un camino mucho mejor del que hubiera podido tomar este proceso.

Con unos candidatos que registraban en todas las encuestas un empate técnico y con cuestionamientos de lado y lado sobre la transparencia del proceso, además de la desconfianza existente surgida sobre el papel de la registraduría, un desconocimiento de los resultados hubiera podido poner al país al borde de un grave conflicto.

Afortunadamente, los colombianos pudieron votar y lo hicieron masivamente alcanzando un nivel récord en la participación electoral; no hubo incidentes que lamentar el día de las elecciones y la Registraduría tuvo un desempeño ejemplar. Más importante, estos fueron aceptados sin discusión por Hernández e, incluso, Uribe reconoció rápidamente al nuevo presidente y así lo han venido haciendo nacionales y extranjeros, empezando por Biden. Quizás con la sola excepción del destemplado e irrespetuoso mensaje de Gutiérrez, el proceso se ha venido desarrollando con una gran armonía.

No es extraño que ante unos resultados en esas condiciones los políticos rápidamente hayan entendido para donde sopla el viento y se hayan ido alineando con el nuevo gobierno que ha podido contar ya con unas mayorías, al menos para el inicio de su mandato. El pragmatismo de Petro, al impulsar el nombre de Barreras a la presidencia del Senado, dio sus resultados. El sabe moverse en ese escenario como pez en el agua y hubiera sido muy inquietante tener a un personaje como Bolívar en esa posición.

El tono conciliador del Presidente electo el día de elecciones y nombres como el de José Antonio Ocampo, nuevo Ministro de Hacienda, y otros que han empezado a circular como posibles miembros del nuevo gobierno han dado tranquilidad. Ojalá el próximo mandatario no se vaya a equivocar en la conformación del resto de su equipo.

Los retos son inmensos, el gobierno necesitará el concurso de gente capaz y se requiere que el Presidente se deje asesorar y esté dispuesto a oír, para que pueda gobernar no solo con retórica sino con efectividad. A Petro se le están dando las condiciones para hacer un gobierno importante en el cual se puedan mejorar la situación a millones de colombianos, fortaleciendo al sector productivo que, como él mismo dice, es la base para el progreso.

Ya ha sido reconocido nacional e internacionalmente, cuenta con un Congreso que lo apoyará, al menos en estos primeros meses de gobierno, el sector privado, la academia, los gremios y buena parte de la opinión están dispuestos a apoyar sus iniciativas.

Si se avanza en el llamado Gran Acuerdo Nacional se habrá dado un paso importante. Como lo mencionaba en mi última columna, lo mejor que le pueda pasar a Colombia es que al presidente le vaya bien, quienquiera que él sea. Ojalá, Gustavo Petro no vaya a desperdiciar este ‘cuarto de hora’ que ha conseguido.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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