Resucitar para superar el pecado

Por: padre Diego Fernando Guzmán Ruiz, vicario episcopal para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

Habiendo tenido conciencia del Dios misericordioso y que celebramos el domingo pasado, nos invita la Palabra para este domingo a contemplar el rostro de Dios que se manifiesta en su esplendor a través de Jesús Resucitado.

Nuestra condición humana es corruptible y el pecado es fiel reflejo de esa lamentable realidad. Pero al mismo tiempo, Dios nos ha dado los talentos necesarios que nos ayudan también a ser perfectibles.

El evangelio de Lucas nos muestra una escena maravillosa, pues Jesús Resucitado se aparece a sus discípulos para darles la alegría de la resurrección.

“Soy yo en persona”, les dice Jesús para darles la seguridad de la resurrección a unos discípulos aún desconcertados.

“Dense cuenta”, lean, afirma el Resucitado, es decir, tengan conciencia de lo que el maestro ha hecho. Sus manos y pies llagados son la evidencia contundente de la superación de la muerte y la consolidación de una nueva vida.

En Jesús Resucitado se contempla la verdad sublime del Dios encarnado que, venciendo la muerte, nos abre la puerta para asumir un camino de conversión que nos lleve de una condición corruptible de pecado a una situación nueva de redención en una vida nueva en clave de perfección y plenitud.

“Entonces les abrió el entendimiento”, para comprender la verdad de Dios en Jesús muerto y resucitado, es decir, tener conciencia que esta verdad divina nos catapulta a una vida plena que debemos seguir, de la mano del Resucitado para transformar el mundo.

Que Jesús resucitado nos ayude a ser conscientes de nuestro camino hacia la meta última. Sabernos amados y salvados para vivir en perfección humana, participando de la vida divina que Dios nos ha concedido en su amado Hijo. Amén.