El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Petro sin plata

Los planes fiscales también suponen que seguirá fluyendo la inversión. Pero el presidente electo Petro ha sido hostil y agresivo contra el sector empresarial en el pasado.

1 de julio de 2022 Por: Ramiro Guerrero Carvajal

La llegada del nuevo gobierno coincidirá con un cambio de dirección en los vientos de la economía. A la crisis de la pandemia, que fue dramática pero corta, siguió una recuperación económica que en el caso de Colombia fue sobresaliente. Pero los motores que impulsaron el crecimiento en esta minibonanza ahora se empezarán a quedar sin gasolina, y las cuentas fiscales se apretarán, justo cuando llega el gobierno más promesero de la historia reciente con grandes ambiciones de gasto público.

El crecimiento de la economía en los últimos doce meses superó las expectativas. Esto le ha dado al gobierno un respiro y le ha permitido mostrar unas proyecciones fiscales más tranquilizadoras, en las que el país se mantiene a una distancia prudente del abismo y la quiebra. Pero esas proyecciones se basan en unos supuestos que, a la luz de los eventos más recientes, se ven muy optimistas. Suponen que la economía seguirá creciendo a un buen ritmo, que no se frenará la inversión, y que el nuevo gobierno tomará medidas impopulares pero necesarias y además logrará conseguir prestada la plata que le falta para sus planes.

Comencemos por el crecimiento. La reactivación de los últimos meses se debió, en parte, a un efecto rebote. Muchas actividades que se habían cerrado en la pandemia se reabrieron, con lo cual la economía y el empleo salieron del hueco en que habían caído. Pero este rebote ya se agotó. El Dane anunció esta semana que ya se recuperaron todos los empleos perdidos en la pandemia. Crecer ahora será más difícil. A esto se suma el hecho de que la economía mundial, afectada por una alta inflación y tasas de interés al alza, está ad portas de una recesión.

Los planes fiscales también suponen que seguirá fluyendo la inversión. Pero el presidente electo Petro ha sido hostil y agresivo contra el sector empresarial en el pasado. En campaña prometió detener la exploración petrolera, algo que el expresidente brasileño Lula calificó de irreal.
Buena parte de la inversión extranjera se dirige justamente al sector petrolero, preciosa fuente de ingresos tributarios y divisas para Colombia, sobre todo ahora que los precios internacionales del crudo están altos. Petro ya dijo que la parada de la exploración sería gradual, y mandó una señal potente de tranquilidad con el nombramiento del ministro de Hacienda. Aun así, el patrimonio público invertido en Ecopetrol siguió desvalorizado en 20 billones de pesos. Pasarán meses para que a los inversionistas se les termine de pasar el susto.

Luego están las medidas impopulares. El galón de gasolina vale del orden de 20.000 pesos (5 dólares) en Estados Unidos y en Colombia la mitad, pues aquí hay un subsidio. Los planes fiscales suponen que esta subvención, que es muy cuantiosa, se desmontará y el precio del combustible subirá. No es políticamente fácil. En Ecuador acaban de incendiar el país en parte por eso. A esto se suma el anuncio de una reforma tributaria de 50 billones. No es la panacea. El déficit del gobierno central en 2022 es de 75 billones. Y en todo caso el monto a recaudar es esquivo, pues si exageran con los tributos matan la gallina de los huevos de oro y se encoge la economía y el recaudo.

En cualquier escenario el gobierno tendrá que pedir dinero prestado, lo cual se torna mucho más difícil ahora que las tasas de interés están subiendo en Estado Unidos. Le pedirán planes creíbles de control del gasto público. El nuevo ministro de Hacienda sabe de estas cuestiones como el que más, y sabrá también que pocas veces en la historia alguien en su cargo la había tenido tan difícil.