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¿Por qué fracasó Petro?

El desbalance entre narrativa y gestión dejó comunidades que consumieron redes sociales, escucharon anuncios ambiciosos, pero no vieron cambios reales.

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Álvaro Benedetti
Álvaro Benedetti | Foto: El País

29 de sept de 2025, 01:12 a. m.

Actualizado el 29 de sept de 2025, 01:12 a. m.

Intentemos apartar el ruido. En un país polarizado parece imposible, pero vale la pena. A Gustavo Petro se le juzga más por arrebatos que por su capacidad de presidir. Ya en otro gobierno, afín al mundo ecuestre, se advirtió que dirigir a Colombia es como domar un potro brioso, casi ingobernable. En ese marco, quedarse en la forma resulta lo fácil, aunque la historia siempre termina resumiéndose en el apellido del presidente.

El desbalance entre narrativa y gestión dejó comunidades que consumieron redes sociales, escucharon anuncios ambiciosos, pero no vieron cambios reales. Del presidente hacia abajo nunca se entendió que superar la desigualdad exigía menos retórica y más ingeniería institucional: fortalecer capacidades locales, aplicar rigor técnico y priorizar intervenciones viables. Sí, hay una oposición despiadada y mezquina, tan hiriente como la que el mismo Petro ejerció en el Congreso, pero ese no es el verdadero problema.

El diagnóstico inicial había sido correcto, periferias olvidadas, economía extractiva y un Estado débil. Su mayor legado haber puesto lo social en el centro, pero entonces, ¿por qué un proyecto anhelado por millones terminó frustrado y dividido? La respuesta no está en la ideología, sino que se entiende mejor desde una mirada tecnocrática, siempre incómoda para la izquierda.

Acertaron al señalar que la desigualdad no solo es social, sino geográfica. El error, creer que un mismo modelo servía para todo el país. El Plan Nacional de Desarrollo habló de ‘convergencia regional’ y prometió articular nación, departamentos y municipios. Sin embargo, esa coordinación nunca pasó del papel y, en muchos casos, la afinidad política se convirtió en requisito para un diálogo que terminó reducido a retórica.

Los objetivos no eran el problema —transición energética, paz total, reindustrialización— sino su ejecución. Se anunciaron proyectos ambiciosos sin estudios ni evaluaciones técnicas. Tampoco hubo un análisis serio de riesgos ni planes de financiamiento claros. Sin gestión ni gerencia, al final recurrieron a la anodina excusa de que ‘no hay plata’. En agendas como la energética no avanzó ni en superar los cuellos de botella en la transmisión ni en resolver los conflictos con comunidades rurales.

Colombia arrastra un problema histórico de baja ejecución presupuestal, sobre todo en regiones apartadas. En estos tres años se profundizaron. En infraestructura, el Invías ejecuta apenas el 6 % de su presupuesto y en regalías la Contraloría reporta un 63 %. En los municipios pequeños, la carencia de proyectos bien formulados y la escasa asistencia de la nación cerraron el acceso a recursos, perpetúan la desigualdad territorial.

De cara al futuro, los próximos gobiernos deberán fortalecer la planeación multinivel, hoy concentrada en grandes nodos urbanos. Es clave jerarquizar intervenciones y distinguir lo nacional —energía, transporte, seguridad— de lo local, según impacto y viabilidad. Materializar un esquema de asistencia técnica y gerencia de proyectos para municipios de menos de 20.000 habitantes, la inmensa mayoría del país, que garantice acceso real a recursos más allá del papel.

En la cúpula urge recuperar el aplomo. En un país atrapado por el clientelismo parece utópico, pero es vital reducir la rotación de ministros, viceministros y altos cargos. Si las cuotas políticas son inevitables, deben recaer en personas con idoneidad y estabilidad. El país necesita experiencia y liderazgo para levantar con solidez el segundo piso del progreso nacional. No más palos en la rueda.

Claridades: 1) A quienes militan en la defensa ciega los invito a insultar menos y a desconfiar más. Tal vez hoy renten de la vulgaridad, pero el proyecto de país exige poner los pies en la tierra. No basta con avivar la demagogia. 2) Que le retiren la visa importa poco; lo que sí importa, y mucho, es la majestad presidencial. Crucial también evitar que la copa se desborde.

Consultor internacional @bac.consulting

Consultor internacional, estructurador de proyectos y líder de la firma BAC Consulting. Analista político, profesor universitario.

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