Columnistas
Pesimismo cómplice
La estrategia de caos que nos quieren imponer para aferrarse al poder en el 2026.
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17 de ago de 2025, 12:51 a. m.
Actualizado el 18 de ago de 2025, 09:30 p. m.
Aún abierta la herida, el país intenta recoger del lodo los pedazos rotos del alma nacional. Hay razones de sobra para el desasosiego tras el magnicidio de Miguel Uribe. La indolencia de Petro y sus calanchines, la trama para que la investigación no devele al verdadero determinador, el show sobre la soberanía en la Isla Santa Rosa y, la protección a Carlos Ramón González para que no confiese que su jefe y amigo sí sabía, encabezan la lista de la última semana.
Lista que se complementa con la destrucción gradual del sistema de salud por cuenta de un ministro que debería estar preso por asesino, la metástasis del crimen organizado en el territorio con la anuencia del Gobierno y el pacto de impunidad con los ‘de la tarima’, y el saqueo a Ecopetrol que alcanzará su culmen con la compra de Monómeros coronando la transferencia soñada a Venezuela de los billones con que la cloaca aspira a pensionarse.
Festeja el Presidente la caída del desempleo cuando lo que ha incrementado es el trabajo informal, por cuenta propia y por los contratos de prestación de servicio a nivel central con un fin electoral y cuya suma se acerca a los dos billones de pesos. Mientras, el Gobierno se atreve llevar al Congreso un presupuesto grotesco y desfinanciado en paralelo a otra tributaria para esquilmar más a los colombianos en vez de hacerlo con el gasto público.
En ese escenario dantesco que de no ser real encajaría perfecto en una dramática serie de ficción, fue alentador ser testigo del amor y el compromiso con Colombia de miles de empresarios que se dieron cita en Cartagena para examinar salidas concretas al espiral destructivo al que nos quiere conducir un Gobierno que denigra y asfixia selectivamente a un sector privado fuerte y resiliente, capaz de dar resultados en lo peor de la tormenta.
No ha entendido Petro que el Estado, a través de los impuestos, tasas y contribuciones, es uno de los principales socios de las empresas que conforman el tejido productivo, que debería ser el más interesado en que les vaya bien, que haya más empleo formal y que los independientes sean exitosos, pues son la principal cantera de la financiación pública. Son la fuente de recursos que más debería cuidar y alentar pues sin estas, no hay nada.
Debería interesarle que el país sea cada vez más productivo y eliminar las barreras que lo impiden incluidas las que desincentivan el empleo formal, pilar de la seguridad social. Las empresas no solo generan riqueza sino bienestar y calidad de vida a quienes en ellas trabajan, a sus familias y proveedores. Facilitan relaciones humanas determinantes en la formación de capital y cohesión social. Son, con la familia y la educación, algunos de los ejes vitales de la sociedad.
Al ver a ese empresariado de pie aplaudir con fuerza y sin parar a Miguel Uribe Londoño, examinar cómo hacer del nuestro un mejor país, ser más productivos y generar más empleo y, al escuchar al senador estadounidense Berni Moreno decir sin titubeo que si Colombia fueran acciones él las compraría, nos corresponde como ciudadanos, en medio del dolor, de la tristeza y de la rabia no procesada, unirnos para desterrar el pesimismo.
El pesimismo ha sido históricamente utilizado para minar la confianza, para reducir el entusiasmo y la capacidad de lucha del adversario. Para crear un entorno de resignación, apatía y abstención política. De claudicación anticipada ante el tirano. Esta es parte de la estrategia de caos que nos quieren imponer para aferrarse al poder en el 2026. Eliminar al contrario, crear confusión, amedrentar la inversión, es su táctica. No podemos caer en ese juego por duro que sea. No es momento de inclinar la cabeza sino, de tenerla aún más en alto.

Abogado y doctor en política de la Universidad de Oxford. Se desempeñó como Ministro de Educación, Embajador en La Haya, Alto Consejero Presidencial para la Seguridad Ciudadana, y Director de El País de Cali. Actualmente es Presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo, gremio de la industria de hidrocarburos.
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