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Escribir es resistir

Creo posible ser novelista sin renunciar al periodismo. Y escribir cada columna de opinión como si fuera la última porque Colombia necesita más mujeres que se atrevan a hablar en primera persona, sobre todo desde la tribuna de los diarios tradicionales donde la inmensa mayoría de opinadores profesionales son hombres.

7 de noviembre de 2017 Por: Paola Guevara

En días pasados fui invitada a un conversatorio sobre literatura en Univalle, y al final de la charla un profesor entre el público me preguntó: ¿Por qué escribes novela, pero también columnas de opinión que un día son de política, al otro de gastronomía y al siguiente de literatura, pero también escribes crónicas, entrevistas, noticias?

Nunca antes me lo había preguntado. Uno no siempre se pregunta por qué respira, simplemente lo hace para seguir vivo. Porque si no lo hace sencillamente desfallece, o fallece. Así que respondí algo sobre el hilo conductor de todas esas actividades: la escritura como forma de aproximarse al mundo y darle sentido.

Pero me quedó rondando en la mente su pregunta, y tras pensarlo mucho concluyo que hoy le respondería: porque soy mujer. Y cuando uno es mujer, latinoamericana, colombiana, que escribe desde una región y que no pertenece ni representa a ninguna élite económica, escribir se vuelve un acto político de alta responsabilidad, a la vez que un placer, un privilegio y una forma de coherencia, no de incoherencia.

Creo posible ser novelista sin renunciar al periodismo. Y escribir cada columna de opinión como si fuera la última porque Colombia necesita más mujeres que se atrevan a hablar en primera persona, sobre todo desde la tribuna de los diarios tradicionales donde la inmensa mayoría de opinadores profesionales son hombres.

Tardé tres años en escribir mi primera novela. Lo hice embarazada, con anemia severa, arcadas, ciática y fotofobia; luego en plena lactancia y más tarde a partir de las 2:00 a.m., después de dispensar arrullos y teteros. Ahora escribo mi segunda novela en las noches, en las madrugadas, en esos intervalos maravillosos llamados ‘piñatas infantiles’ cuando mi esposo me dice “tienes 6 horas, a las 5:00 p.m. volvemos”, y el 31 de octubre escribí mientras un payaso bailaba y dirigía un coro de títeres.

“Escribir es resistir”, dice Mario Mendoza, y sí que lo saben escritoras colombianas como Piedad Bonnett, Melba Escobar, Gloria Susana Esquivel, Yolanda Reyes, Patricia Lara, Carolina Andújar, Carolina Vegas, Carmiña Navia o Pilar Quintana. Lo entienden cada vez más y mejor las editoriales, las ferias del libro, las agencias literarias y los lectores.

Lo sabe, sobre todo, mi hijo de 10 años, que hace poco me vio horneando cuatro días seguidos y se preocupó: “Mamá, suelta ese horno ya mismo, esa no eres tú, recuerda que tú escribes”.

Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

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