El vendedor de rosas

Resulta casi imposible vivir en el mundo de hoy sin constatar la evidencia cercana de un mundo que migra sin elección.

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1 de may de 2022, 11:45 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 11:48 a. m.

Es venezolano y lleva dos años y medio en Colombia. Para ganarse la vida vende flores a la orilla del río Cali.

Sus ojos son vivaces y su sonrisa generosa es lo primero que ven quienes se detienen en busca de lirios, margaritas, cafetos, rosas, cartuchos, hortensias.

Saluda siempre festivo y enérgico, como si la vida no le pesara, como si al hablar de flores doliera menos su historia de migración forzada, como si al sonreír disipara esa porción de su mente que extraña su tierra natal: el estado de Yaracuy, muy cerca del mar Caribe.

Hace días tiene una alegría distinta en el rostro. Me cuenta que un empresario caleño, impactado por la calidez de su atención a los clientes, le ofreció trabajo en una importante empresa del Valle del Cauca.

Cambiará pronto las flores por otros asuntos, menos efímeros y más corporativos. Se encuentra, en estos momentos, en proceso de entrevistas.

Su caso contrasta con la noticia reciente del colombiano que, desesperado por la precaria condición de sus tres hijos y agobiado por la deuda del carro con que hacía carreras en una aplicación de transporte, perdió la vida cuando trataba de cruzar ilegalmente la frontera entre México y los Estados Unidos. Abandonado por los coyotes, murió al caer del muro fronterizo.

Solo en 2021 unas 600 personas, incluyendo niños, murieron en similar situación, y más de 1,7 millones de personas fueron arrestadas en el cruce de la muerte hacia el sueño americano. De los demás no se tiene estadística, porque el eco se lo tragó el implacable desierto.

La felicidad del vendedor de rosas contrasta también con la noticia del colombiano que fue secuestrado y quemado vivo en Argentina, hace un par de semanas, en un incidente relacionado con préstamos ‘gota a gota’, uno de esos males tipo exportación con sello local.

No sé si exista algo llamado sueño colombiano, sueño chileno o sueño argentino, pero si existiera consistiría en insertarse de forma legal a una economía foránea que, pese a sus limitaciones, resulta mejor que la de su propia tierra.

Pero los casos excepcionales confirman la regla. Resulta casi imposible vivir en el mundo de hoy sin constatar la evidencia cercana de un mundo que migra sin elección. El número de migrantes internacionales en el mundo ya supera los 272 millones de personas, más de cinco Colombias errantes.

Me alejo con unas azucenas entre las manos y agradezco que, al menos, para este joven venezolano la suerte floreció de forma distinta.

Sigue en Twitter @PGPaolaGuevara

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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