El pais
SUSCRÍBETE

¿La culpa es del Alcalde?

La culpa también es de una clase política amañada que se ocupa de su propio beneficio o el de su partido. Una serie de voceros y representantes que ni suenan ni truenan,...

17 de diciembre de 2022 Por: Paola Andrea Gómez Perafán

No cabe duda de que la actual Alcaldía de Cali ha estado en el ojo del huracán, no solo por las delicadas denuncias del manejo de los recursos, en distintos medios de comunicación y entes de control, sino por la altísima desaprobación ciudadana (77 %) de la gestión de Jorge Iván Ospina.

La capital del Valle del Cauca, que se apresta en una semana a vivir su feria, cuestionada en su versión 2020 por los costos de un evento virtual que no se compadecía con el pico de pandemia, es vista hoy con preocupación nacional y es repetida la pregunta en distintos rincones del país: ¿qué le pasó a Cali?

Eso, además de la desazón reinante entre quienes la ven desdibujada, caótica, fea, sucia, insegura, sumida en una anarquía desesperante y donde se esfumó el sentido de pertenencia.

No vamos a decir que lo que está pasando ahora apareció por arte de magia con el gobierno de Ospina II, pero sí se agravó y mucho más después del estallido social, que dejó en evidencia las profundas heridas de una Cali divorciada entre el oriente y el oeste; algo de lo que nos ha costado tanto recuperarnos, pese a loables esfuerzos, entre ellos Compromiso Valle.

Sí, la culpa es del Alcalde que no ha sabido sanar las heridas ni darle tranquilidad a la ciudadanía, frente a la inversión de lo público. Tampoco ayuda su discurso arrogante, sus enojos permanentes frente a la crítica y el olvidar que no solo gobierna para quienes lo eligieron sino también para los que no votaron por él. Eso, sumado a que la química con la Gobernadora Clara Luz se rompió hace mucho ya, y para que las cosas anden bien, es vital que Gobernación y Alcaldía sean aliados.

Pero también la culpa es nuestra, empezando por una gran parte del establecimiento, al que pareciera importarle poco o nada que la ciudad donde se desarrolla su economía languidezca y pierda el atractivo para invertir. Sin desconocer el esfuerzo de un sector del empresariado en causas sociales, hay otro al que ni se le ve, ni se le oye, ni se le siente porque la crisis no es con ellos, aumentando la fractura que dejamos avanzar por años, fruto de esa enorme deuda social que nos pasó factura.

La culpa también es de una clase política amañada que se ocupa de su propio beneficio o el de su partido. Una serie de voceros y representantes que ni suenan ni truenan, o que solo aparecen cuando están en campaña, juntando voticos. No hemos logrado que el gobierno central nos respete y escuche como a otras regiones. Increíble.

Nos cabe también mucha responsabilidad a todos quienes vivimos aquí. Al que aporta al abandono con sus acciones diarias, al que creyó que esto no era su asunto, al que prefirió salir corriendo y al que le parece regia una ciudad ausente de autoridad y civismo. Dejamos que la casa se nos viniera abajo y nos sentamos exclusivamente a criticar y a llorar sobre la leche derramada, resignados, derrotados. Así no es y en ello somos culpables también.

Por estos días en que se agitan las candidaturas a la próxima Alcaldía, sería bueno que tomen nota de lo que nos urge, porque no será fácil recomponer la ciudad. Indispensable que entiendan que para que esto funcione se requiere de muchas pero muchas voluntades y de un liderazgo sano, libre de oratorias tóxicas, que sepa unir e invite a construir. Un par de columnas atrás hacía un llamado a devolverle el alma a Cali, como caleña comprometida. Ojalá que quien vaya a administrarla halle la fórmula, y nos llene de entusiasmo, tranquilidad y mucha confianza. @pagope

AHORA EN Paola Andrea Gomez Perafan