Iván, el ‘angelito’
Se equivocan quienes creen, en el Gobierno y sus círculos cercanos, que este país está dispuesto a ‘tragarse el sapo’ de perdonar la enorme afrenta que Márquez le hizo al darle un portazo al Acuerdo de Paz de La Habana.
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27 de oct de 2022, 11:40 p. m.
Actualizado el 17 de may de 2023, 12:15 p. m.
“...Además de ser desertores armados manifiestos del acuerdo de paz, faltaron a sus obligaciones de dejar las armas, de comprometerse a no retomarlas y a no reincidir, y a aportar a la verdad y a la reparación de las víctimas y a la reconciliación de la sociedad colombiana”.
Estas fueron las palabras textuales que utilizaron en octubre de 2019 los magistrados la Jurisdicción Especial de Paz, JEP, para expulsar a alias Iván Márquez y a otros dos exintegrantes de las desmovilizadas Farc, del proceso que se les seguía en ese alto tribunal.
La contundencia de las mismas contrasta, profunda y radicalmente, con algunas declaraciones que hemos venido oyendo en los últimos días sobre ese nefasto personaje que es Márquez, a propósito de la discusión del proyecto que sustenta la política de Paz Total del presidente Gustavo Petro.
Y uno se pregunta -después de oír al propio presidente Gustavo Petro, al expresidente Samper, al canciller Leyva, a congresistas y académicos muy respetables- si es que acaso está en marcha una campaña orquestada desde los altos círculos del poder para ‘lavarle la cara’ a un peligroso criminal que, además de cargar con un enorme prontuario de delitos de lesa humanidad, decidió burlarse de este país como le dio la gana.
Esa sospecha se vuelve aún más fuerte cuando uno escucha al Comisionado de Paz, Danilo Rueda, casi orinándose de la emoción al decir que se ha venido reuniendo con Márquez y que él “está vivo y dispuesto a sentarse a negociar”.
Sí, algunos quieren convencernos de que Márquez no es más que un ‘pobre angelito’, una inocente víctima de un “entrampamiento” que le tendieron para intentar extraditarlo a los Estados Unidos, junto con esa ‘alma de dios’ que era Jesús Santrich. “El Estado le falló”, nos dicen sin el más mínimo recato.
Y por eso, agregan, se justifica darle el privilegio de que el Gobierno se arrodille ante él para negociar un nuevo acuerdo de paz que desmovilice a los delincuentes que agrupa bajo la denominación de ‘Segunda Marquetalia’.
Y comprueba uno cómo los políticos, en su infinita soberbia, cometen el pecado de creer que los ciudadanos somos estúpidos.
Se equivocan quienes creen, en el Gobierno y sus círculos cercanos, que este país está dispuesto a ‘tragarse el sapo’ de perdonar la enorme afrenta que Márquez le hizo al darle un portazo al Acuerdo de Paz de La Habana. Ni siquiera muchos de quienes votamos por el 'Sí' en el plebiscito de 2016, vamos a hacerlo.
Su descaro, su cinismo, su desprecio por la mano generosa que le tendió la sociedad colombiana está grabado a fuego en nuestra memoria. Así que volver a negociar con él como un actor político legítimo, que es lo que plantean algunos, no sería más que una revictimización de todos los colombianos.
Iván Márquez no es más que uno de tantos narcotraficantes empeñados en seguir sometiendo a este país a un régimen de terror para defender sus negocios de tráfico de cocaína. Y el único camino posible frente a él, como frente a todos los miembros de bandas criminales que hoy amenazan nuestra tranquilidad , es exigirles el sometimiento a la Justicia.
Como bien lo ha planteado el senador y exnegociador de paz Humberto de la Calle, “¿Qué es lo que hoy se puede negociar con Márquez, que no haya sido negociado en La Habana?” Absolutamente nada.
El Gobierno Petro no puede equivocarse tan gravemente, repito. Los colombianos estamos cansados de tanta violencia, sí. Pero también estamos hasta el tope de tanta impunidad. Y si la Paz Total comienza afianzando esta última, no será nada más que una peligrosa ‘recocha’.

Periodista y economista. Melómano apasionado, autodidacta obsesivo y enamorado eterno de Cali. Nadie le quita 'lo bailao'
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