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El piolet

En el último momento el hombre voltea la cara hacia el asesino...

30 de enero de 2016 Por: Óscar López Pulecio

En el último momento el hombre voltea la cara hacia el asesino que está a sus espaldas. El piolet, un afilado pico metálico de alpinista, le parte el cráneo sin matarlo. El grito de agonía de León Trotsky retumba en la fortaleza de Coyoacán, México, donde se ha refugiado en la etapa final de un exilio interminable. Seguirá retumbando por muchos años en la mente de Ramón Mercader, el comunista catalán que ha sido comisionado por Stalin para acabar con su peor adversario. Es agosto de 1940. Mercader estará 20 años en Lecumberri, la temible prisión mexicana y desaparecerá después en la nada, rescatado por sus camaradas.De Trotsky casi todo se sabe. Su papel decisivo en el éxito de la revolución Bolchevique, su pugna perdida por el poder que desataría la muerte de Lenin, el ascenso brutal de Stalin al poder absoluto a través de la minuciosa eliminación de todos sus adversarios. Su destierro trashumante: Siberia, Turquía, Noruega, Francia hasta llegar a Coyoacán asilado por el gobierno de Lázaro Cárdenas como huésped de Diego Rivera y Frida Kahlo, quien termina en su cama. Sus libros y publicaciones que denuncian la traición de Stalin a los ideales leninistas de redención del proletariado, su prédica por la revolución permanente y la internacional socialista. Stalin, que lo ha desterrado, no lo encarcela o mata como al resto, porque lo necesita vivo para utilizarlo como pretexto para destruir a los demás con la acusación de ser amigos suyos. Hasta cuando deja de necesitarlo. La rivalidad entre los dos resuena hasta nuestros días.De Mercader casi nada se sabe, aparte de su militancia en el partido comunista catalán, su fanatismo, su entrenamiento riguroso en una trama calculada a la perfección para ganar acceso a la casa blindada de Coyoacán; su supervivencia al atentado a pedido del mismo Trotsky antes de morir, para hacerlo hablar, cosa que no sucede; su condena a prisión y su liberación en los años sesenta. De Leonardo Padura el escritor cubano que ha escrito una novela extraordinaria, ‘El Hombre que Amaba a los Perros’ (2009) se sabe que seducido por el asesinato ha construido una fábula monumental que en su desarrollo narra la historia del fracaso de tres de las utopías revolucionarias más notorias del Siglo XX: la Revolución Bolchevique, la Guerra Civil Española y la Revolución Cubana. Contando la historia de León Trotsky, narra como la revolución Bolchevique se convierte en una máquina infernal de represión política, de macabra ingeniería social, con millones de muertos. Contando la historia de Ramón Mercader, narra como la República Española se pierde frente al fascismo, gracias a la pertinaz intervención soviética. Contando la historia de Iván el imaginario escritor frustrado a quien Ramón Mercader le cuenta su vida en sus caminatas vespertinas a lo largo de una playa cubana acompañado de sus galgos Borzoi, narra las miserias, censuras y carencias de la Revolución Cubana, supérstite maltrecha de esa tríada que empezó como una lucha por los mejores ideales humanos y terminó, encharcada en sangre, mucho más cerca del totalitarismo que de la redención proletaria. Con una prosa limpia, rotunda, arrolladora, escribe Padura una larga novela histórica, con personajes y episodios de ficción, arraigados a hechos y personajes reales, que por lo que cuenta y la manera como lo cuenta, es una de las grandes novelas de nuestro tiempo.

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