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Curas, políticos y médicos

La historia de la medicina en Colombia no es tanto la de...

4 de julio de 2015 Por: Óscar López Pulecio

La historia de la medicina en Colombia no es tanto la de la evolución de los procedimientos científicos como de la relación de estos con la política y la Iglesia Católica. El desarrollo de la medicina desde el Siglo XIX va de la mano de la difusión de ideas progresistas y un tanto en contravía de la Iglesia Católica aliada con el Partido Conservador. En lo que respeta a la medicina, la Iglesia a través de las comunidades religiosas, desempeñó una loable labor en el manejo hospitalario pero miraba con desconfianza los avances de las investigaciones y los procedimientos médicos, laicos, venidos de sociedades protestantes, en un sistema de valores para el cual la salvación del alma era un valor superior al de la salud terrenal.No faltaron obispos y dirigentes conservadores progresistas, pero fueron los menos. A la sombra de esa lucha por el poder político se desarrollaron dos revoluciones que cambiaron para siempre la calidad de vida de los colombianos. La primera en los albores del Siglo XIX derogó los criterios de la medicina colonial y se inspiró, como la Independencia misma, en la Revolución Francesa: de una ciencia conjetural que creía en los miasmas, en la cual se comparaban los síntomas externos de los pacientes para el diagnóstico, a otra donde primaba la observación directa, la anatomía patológica y la mentalidad quirúrgica. La segunda, a mediados de siglo, impulsada por el Radicalismo Liberal e inspirada en la reforma universitaria alemana, consolidó las ideas de la primera con las investigaciones que llevaron al descubrimiento de las bacterias gracias a lo cual el diagnóstico se trasladó al laboratorio. Fueron los médicos colombianos educados en Francia en estos nuevos criterios quienes fundaron las primeras escuelas de medicina. Contra viento y marea.Esa historia, tan apasionante como una novela, entretejida con los avatares políticos, se cuenta con la precisión de una investigación académica, histórica y científica, en el tercer tomo de la Historia de la Medicina en Colombia, dirigida por un distinguido grupo de investigadores y financiada por Tecnoquímicas, en lo que constituye quizás la más importante y ambiciosa obra de su género jamás producida. Ricamente ilustrada con grabados, pinturas y fotografías de una época que va de 1865 a 1918, magníficamente editada como libro de lujo, es en el fondo un reconocimiento a la labor adelantada por los científicos nacionales, a la par con los reformadores sociales y políticos, sin los cuales no se entendería la verdadera historia de Colombia: la que está relacionada con las acciones que han llevado al mejoramiento del conjunto de la sociedad. Falta por contar en los dos tomos que restan lo acontecido en la medicina en el Siglo XX, cuando ese enfoque francés es reemplazado por el norteamericano, sus avances tecnológicos, y su interés por la epidemiología y la salud pública preventiva. Fueron los médicos colombianos educados en Estados Unidos ya entrado el Siglo XX, quienes hicieron una tercera revolución que llevó la salud a las puertas de todos y amplió las expectativas de vida. El conjunto de la investigación se encuadra dentro del propósito de Tecnoquímicas, de tener una presencia importante en el sector académico y en el de la investigación científica, que su nutren mutuamente, y se benefician de esta versión visionaria de la responsabilidad social empresarial.

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