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Simplificación administrativa

Las cadenas de reformas en todo se han vuelto nuestras ‘soluciones’, pero una vez puestas en práctica no sirven y hay que hacer otras.

14 de octubre de 2018 Por: Ode Farouk Kattan

“Mucho gobierno, mal gobierno” se dice que Thomas Jefferson, partícipe de la independencia de los Estados Unidos, lo previno en su momento.

Cuando un país entra en dificultades económicas como las que evidencia Colombia en este momento, y desde hace rato, las soluciones no pueden ser enredar las cosas más, como nos gusta hacer, sino buscar la simplicidad en el análisis y la actuación de la búsqueda de las soluciones, pues solamente con ella se pueden alcanzar.

Las cadenas de reformas en todo se han vuelto nuestras ‘soluciones’, pero una vez puestas en práctica no sirven y hay que hacer otras. Esto ya nos debería haber enseñado que solamente con calma y visión clara se pueden encontrar las maneras de resolver las situaciones críticas que a veces nos ponen a actuar ‘a somatén’, a pesar de que ya deberíamos haber aprendido la lección de que de la carrera no queda sino el cansancio.

Este escenario ya se vuelve rutina cuando hay cambio de gobierno, o repetitivo cada vez que hay crisis (expresión del griego antiguo que significa una situación que requiere para su solución medidas drásticas), que nos gusta exagerar para aprovecharla para hacer lo que se quiera.
No nos hemos quitado la mala costumbre de los tiempos de la ‘Constitución del 86’, cuando se podía decretar bajo cualquier pretexto -que se pudiera calificar como perturbación del orden público- el ‘Estado de sitio’ que el gobierno podía aprovechar para hacer cualquier y toda cosa que le conviniera, entre ellas legislar a gusto, creando puestos (hoy mermelada), añoranza que se ve hoy solapada en muchas decisiones de gobierno.

Con el debido respeto hacia quienes todavía creen en el Frente Nacional con el cual se pretendió estabilizar el Gobierno Nacional luego del rojaspinillismo, hay que admitir que, fuera de calmar la lucha entre partidos lo hizo con la creación de muchos puestos, pues el reparto burocrático de la paz interpartidista no fue partiendo el Gobierno en dos sino multiplicándolo por dos para que nadie se quedara sin puesto.
Es innegable que en Colombia ha sido costumbre utilizar el ‘puesteo’ como moneda de compra en coyunturas políticas y politiqueras.

La situación de ‘somatén’ (con la campana sonando) en que se ve envuelto el actual gobierno no tiene otro origen que malas decisiones en la cadena de pasadas administraciones, tomadas a la carrera para resolver una cosa que no se resolvió a tiempo en su momento y se agrandó, pasando de sencilla a compleja. Nuestra legislación está llena de ejemplos y por eso una sugerencia para revisar nuestra legislación y normatividad tiene plena vigencia y se viene proponiendo hace rato.

Haciendo honor a aquello de que “quien mucho abarca, poco aprieta”, hay que instaurar en Colombia una administración gubernamental suficiente, no excesiva, y razonable, para evitar que los gobiernos se expandan más de lo debido, pues si el Gobierno termina exagerando y con ello requiriendo fondos en un pueblo empobrecido terminará cayendo en la figura china de una serpiente comiéndose a ella misma por la cola hasta que ya no le queda más para comer y colapsa del todo.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews