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Inequidad en pensiones

El gobierno ha hecho caso omiso a algunas reclamaciones justas de quienes reciben pensiones comunes, es decir, no adornadas por privilegios como las de los congresistas, magistrados, y otros casos que molestan ya a la opinión pública.

24 de marzo de 2017 Por: Ode Farouk Kattan

El gobierno ha hecho caso omiso a algunas reclamaciones justas de quienes reciben pensiones comunes (es decir, no adornadas por privilegios como las de los congresistas, magistrados, y otros casos que molestan ya a la opinión pública) en el sentido de que al hacer los aumentos salariales que anualmente se revisan tripartidamente, las mesadas pensionales se aumentan al ritmo del IPC mientras el salario mínimo se aumenta con alguna ventaja, presuntamente por un agregado por productividad, y por decisión del gobierno, dado que ya las reuniones que se hacen a fin de año no llegan a acuerdo y por ello el gobierno es el que termina decidiendo.

Esto causa un constante demerito relativo en las mesadas pensionales, cuyo efecto acumulado año por año reduce, considerablemente por su repetitividad y proporcionalidad, el valor real de la mesada, cosa que burla derechos fundamentales ciudadanos de nivel de vida.

Hasta donde se conoce, el ajuste de las mesadas pensionales limitado estrictamente al IPC surgió de una decisión de corta visión de alguna de las Cortes al resolver una tutela presentada por personas que injustamente estaban recibiendo ajustes salariales inferiores al IPC, que se considera un mínimo de soporte del nivel de vida pero que no refleja el aumento del costo real de vida, que lo supera. Y el indicador IPC se quedó, ocultando la realidad de muchos costos de la vida cotidiana, que pasan inadvertidos pero duelen al bolsillo del pensionado, que deja de recibir algunos apoyos para solventarlos.

Por algún tiempo se ha hablado de reducir el aporte a salud que deben hacer los pensionados, del 12% que ahora se les deduce de la mesada al 4%, aporte de los no pensionados, por considerarse este diferencial inequitativo, y de hecho esta sugerencia alcanzó a estar en la reforma tributaria, pero fue vetada por el Ministro de Hacienda, con rumores de que tendría tratamiento especial en el Congreso. Es de esperar que ello ocurra pronto y con un debate razonado en las verdaderas necesidades de los pensionados no privilegiados.

En aras de la equidad conceptual, es del caso aclarar que la mesada pensional es un salario figurado, ganado por una persona con aportes hechos al sistema pensional proporcionales a su salario a través de años de trabajo, y calculada en su otorgamiento por el factor salario, y no hay razón alguna para que una vez lograda sea demeritada desproporcionalmente, cuando es más necesitada.

No cabe en este debate alegar que los recursos no alcanzan ni alcanzarán.

En primer lugar, porque los aportes a la seguridad social colombiana estuvieron manejados por el gobierno mucho tiempo con severos defectos de administración pública.

Y la llamada bomba pensional, es decir la previsible insuficiencia de aportes para nutrir las obligaciones futuras no es otra cosa que el gran fracaso del modelo económico imprevisivo, que hace crisis periódicamente, que ya no se puede tolerar más.