El discurso de Biden
Mientras consideran todos los criterios y pasan los prospectos por el colador de raza, género y geografía, se les va a acabar el tiempo.
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10 de feb de 2023, 11:40 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 03:04 a. m.
Joe Biden sorprendió esta semana con la vitalidad y la contundencia de sus palabras en el discurso del Estado de la Unión, una tradición anual donde el Presidente rinde cuentas al Congreso en pleno y ante el país entero. Biden, que cumplió 80 años hace unos meses, ha generado dudas y preocupación sobre su estado físico y mental, después de varias caídas y tropiezos verbales. Sin embargo, esta semana pronunció un discurso fuerte y coherente, donde expuso los logros económicos, incluyendo el control de la inflación y el crecimiento del empleo, el éxito del manejo del covid, los alcances en las metas de cambio climático, seguridad social, reformas educativas y en infraestructura. Hizo énfasis en la importancia de trabajar de manera bipartidista, algo que lo caracterizó como Senador y que sigue intentando como presidente. Su mensaje de unidad cayó bien en un país fracturado con un Congreso dividido.
Su discurso tenía como objetivo subrayar los asuntos de interés nacional. Lo internacional pasó agachado. Apenas mencionó que Estados Unidos continuará apoyando a Ucrania, y mantendrá el compromiso con lograr una solución para el tema migratorio. Frente a China fue agresivo, pero breve, lanzando una advertencia a Xi Jin Ping, sin mencionar el asunto del globo espía que acaparó los titulares la semana pasada. Poco se detuvo en las relaciones globales, pues los americanos están enfocados en los temas internos. Los logros de su gobierno son reales y medibles, aunque en las encuestas se manifiesta más el descontento, la división y el pesimismo de un país fracturado frente al racismo, la desigualdad, las armas, el aborto y los derechos fundamentales de la sociedad. Biden no ha logrado convertir sus triunfos en popularidad. Los golpes bajos de la oposición republicana y sus propios tropiezos crean una brecha entre los hechos y la percepción. Pero lo cierto es que hay un relativo consenso en que el Biden del martes pasado estaba reencauchado.
Si bien los discursos del Estado de la Unión sirven para rendir cuentas, también son oportunidades de hacer política. En este caso el Presidente lanzó sin disimulo su campaña de reelección. Cada palabra del discurso estaba cuidadosamente maquillada con ese fin, a pesar de que se espera que el anuncio oficial será en primavera. Biden, como el Rey Jorge VI, protagonizado magistralmente por Colin Firth en la película El discurso del Rey, tuvo su momento de gloria. Como el Rey de la película sufrió un tartamudeo de niño del que aún tiene secuela, pero superó sus dificultades lingüísticas, el escepticismo de los americanos y las burlas de sus opositores, que le gritaban desde el recinto.
El Presidente la sacó del estadio esta vez, pero existe una realidad que comparten incluido sus más férreos admiradores: su edad es un obstáculo real, y su reelección será un riesgo para el país, para la seguridad nacional y la credibilidad del gobierno. Está comprobado que después de los 80 años aumentan los riesgos de enfermedades físicas y mentales, así como la muerte súbita. El país más poderoso del mundo (aunque esa calificación sea cada vez más cuestionada) no puede darse el lujo nuevamente de tomar una decisión irresponsable cuando apenas se está recuperando del daño que hizo Donald Trump a la credibilidad de Estados Unidos a nivel global.
Parece mentira que un país grande y rico no tenga una cantera de políticos decentes en el Partido Demócrata, inteligentes y carismáticos, sin antecedentes de corrupción, para reemplazar a Biden. Los demócratas están tan enredados con su propia agenda, con el poder de su ala extrema y la debilidad de los políticos de centro, que no logran encontrar un candidato que una el partido. Mientras consideran todos los criterios y pasan los prospectos por el colador de raza, género y geografía, se les va a acabar el tiempo. El partido tendrá que entrar en un proceso acelerado de autorreflexión si quieren evitar una precaria candidatura de Biden. De lo contrario el camino está abierto para los extremistas del otro lado

Caleña. Graduada del Colegio Bolívar. Politóloga de Trinity College con Maestría en Estudios Latinoamericanos de Georgetown. Analista política y asesora para América Latina de Albright Stonebridge Group. Trabajó en Proexport en Bogotá y en la Cámara de Comercio de Cali. Fue subdirectora de la Oficina Comercial de Washington y jefe de prensa de la Embajada de Colombia en Washington.
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