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África en la mira

África: un continente olvidado e incomprendido. Conocido más por sus estereotipos, esta región de 1200 millones de habitantes, con 54 países y más de 1500 idiomas y dialectos, se conoce más por sus índices de pobreza...

29 de marzo de 2019 Por: Muni Jensen

África: un continente olvidado e incomprendido. Conocido más por sus estereotipos, esta región de 1200 millones de habitantes, con 54 países y más de 1500 idiomas y dialectos, se conoce más por sus índices de pobreza, desastres naturales, guerras y dictaduras que por su desempeño económico. Pero en los últimos años la región empieza a capturar el interés del mundo.

Los chinos fueron los primeros en abrir los ojos. Según cifras recientes, hay más de diez mil de sus empresas en África. Las inversiones de China en infraestructura, transporte, armas, banca, y telecomunicaciones, más los enormes flujos de capital, le han generado prosperidad a los países de la región, que se han convertido en crecimiento, atracción de inversión, y más dinero para educación y salud. Eso sí, los amplios recursos naturales del continente, que han sido objeto de rapiña colonial por siglos, siguen explotándose por parte de multinacionales y oportunistas. Pero ya no son los minerales el único atractivo. Las empresas estatales de China también han invertido en servicios, zonas francas, tecnología, y por supuesto armas y equipos militares. Todo con las correspondientes contraprestaciones políticas, financieras, y estratégicas. Hoy son los principales socios comerciales y fuente número uno de inversión extranjera y de préstamos al gobierno. Menuda influencia.

Los chinos son parcialmente responsables del despertar africano, pero no son los únicos. Según The Economist, que dedicó un ejemplar reciente a África, en los últimos diez años se han abierto 320 consulados y embajadas, se han programado cientos de visitas de mandatarios europeos, indios, y turcos y árabes, que llenaron las agendas de los presidentes de países olvidados como Djibouti y Zambia, empeñados en crear bases para fortalecer sus conflictos regionales. Todos quieren un pedazo del pastel, no solo el económico sino el político y militar.

Los resultados de tanta atención son impresionantes. En los últimos veinte años, África ha logrado el crecimiento más acelerado y sostenido del mundo. Aunque persiste la inestabilidad política, y la informalidad económica es altísima, los esfuerzos recientes de integración continental prometen darle a este grupo de países una autonomía suficiente para contrarrestar los intereses de rapiña y sed geopolítica de sus grandes socios, que a punta de inversiones convierten al continente en una cancha ideal para jugar a la geopolítica. Los rusos por ejemplo, que entendieron bien el juego, están armando a los africanos a dos manos.

A medida en que China, Turquía, Rusia y Francia invierten, visitan, cortejan y aprovechan el crecimiento africano, Estados Unidos se repliega. En otra muestra de desinterés y retiro de la arena internacional, Trump parece haber olvidado a un continente cada vez más importante en geopolítica, pero aún vulnerable en política. Es peligroso, porque África es una región con peso diplomático, escaños en el Consejo de Seguridad y votos numerosos en la ONU. Dejar de lado una región poblada, volátil y blanco de juegos de poder en manos de otros súper poderes con intenciones oportunistas, puede tener consecuencias negativas en un momento en el que se están barajando a diario los pilotos del timón mundial.

Para América Latina también es un campanazo y una oportunidad. La cooperación entre regiones en desarrollo es aún incipiente, pero la integración y los lazos comerciales pueden generar una nueva fuente de crecimiento global y de independencia frente a los grandes poderes. Entre África y muchos países latinoamericanos hay profundos lazos raciales y culturales, pero más allá de lo superficial, las empresas de ambos lados apenas se conocen. En un mundo en el que Estados Unidos da un enorme paso atrás y el espacio queda libre para las nada democráticas Rusia y China, queda también un terreno disponible para regiones que comparten un alto potencial, población joven y señales positivas de crecimiento.

Sigue en Twitter @Muni_Jensen