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Trampa

A esos que les gusta la trampa, sepan que más temprano que tarde, todo se cae por su propio peso. Así que comprometámonos a ser todo lo éticos y justos que se pueda.

17 de agosto de 2020 Por: Miky Calero

Hace unos días, en un chat ‘wasapero’ con un buen amigo empresario donde yo expresaba mi malestar con algunas prácticas empresariales, el hombre me hizo una reflexión que me inspiró a escribir esta columna.

El sistema capitalista e industrial es de una u otra manera el motor de la economía como la conocemos hasta ahora, que creo que después de esta pandemia hay que reinventarse y humanizarse.

La izquierda recalcitrante nos incita a satanizar a los empresarios, mostrándolos como los malos del paseo. Todo lo que huela a plata es malo, a pesar de que ellos no renuncian a las comodidades que el dinero trae.

Pero la reflexión es la siguiente: lo malo no es el sistema, es la manera en que algunos lo usan para extender sus negocios o generar más utilidades, allí es donde está la vaina... La trampa.

Es tan frecuente en la parte pública, donde se usa para asignar contratos a amigos de los gobiernos de turno y no a las personas o entidades idóneas. Donde se pide ‘tajada’ y porcentaje de la plata del contrato a favores de los propios políticos o amigos y familiares. Corrupción que es igual a... Trampa.

Pero como estábamos hablando con mi amigo empresario sobre las empresas grandes, a eso voy a referirme. Primero, que ya lo he mencionado en otras columnas, la mentira en la publicidad o publicidad engañosa, no decir la verdad completa solo a medias... Trampa.

Los carteles de la salud, de los pañales, del papel higiénico, o todos esos carteles que se forman para incidir en los precios finales del consumidor donde terminamos pagando más de lo que sería el valor justo... Trampa.

Buscarle la comba al palo para no pagar lo justo a los empleados, no pagar impuestos, buscar tráfico de influencias para ganarle al competidor... Trampa.

En la justicia, dilatar procesos para conseguir vencimiento de términos, buscar testigos falsos y sobornarlos para alterar testimonios, conseguir abogados sin ética. Trampa.

Mover cercos en fincas o intimidar vecinos para finalmente extender las grandes extensiones de algunos terratenientes, o no pagarle lo justo a los campesinos por la compra de sus tierras... Trampa.

Mentir y deformar la imagen de alguien en beneficio propio o para sacar ganancias, exagerar algún defecto de nuestros supuestos ‘enemigos’, hablar mal de alguien para sacarle ventaja y salirle adelante en una competencia empresarial... Trampa.

Trampas y trampas y trampas es lo que no funciona bien. Así que aclaro, no todos los empresarios son tramposos. Hay una gran mayoría que de verdad hacen las cosas bien, que generan riquezas para muchos, que son buenos y justos patrones. Pero  a esos que les gusta la trampa, sepan que más temprano que tarde, todo se cae por su propio peso. Así que comprometámonos a ser todo lo éticos y justos que se pueda.