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Crónicas de islas (I)

La destrucción en Providencia y Catalina fue casi total. Inmediatamente se volcó la ayuda. Un mes después, 21 casas de 1200 tienen techo.

21 de diciembre de 2020 Por: Miky Calero

Voy a tratar de ser objetivo en describir lo que ha pasado en el archipiélago de San Andrés, luego del huracán Iota.

La destrucción en Providencia y Catalina fue casi total. Inmediatamente se volcó la ayuda. Un mes después, 21 casas de 1200 tienen techo.

Esta ha sido mi experiencia y la de algunas personas que nos hemos unido, tratando de ayudar, haciendo presencia solidaria acompañándolos emocionalmente porque los traumas que quedan son muchos y también consiguiendo donaciones en especie, como alimentos, plásticos, tejas, plantas eléctricas, herramientas, puntillas y demás.

Gracias a generosas contribuciones se lograron conseguir cantidades importantes de estas ayudas. No logran llegar a las islas. Han quedado atrapadas en bodegas, esperando hace tres semanas la ayuda prometida del gobierno de transportarlas hasta Providencia y San Andrés por medio de la FAC e Infantería de Marina. Hemos identificado por censos y recopilación de datos que se hicieron caminando, las casas y el tipo de ayudas urgentes que necesitan, así como las personas quienes podrían poner en uso inmediato las ayudas que hemos conseguido.

No queremos mezclarle política a nuestro trabajo, sólo apoyar a los damnificados.

No hay transporte de carga regular y según nos explican, donaciones despachadas a través de los canales de transporte oficiales del gobierno entran automáticamente a formar parte del conglomerado de donaciones que administra la Unidad de Riesgos y Desastres quien decide el destino de las mismas luego de ser almacenadas en los centros de acopio de la alcaldía. No existe forma de hacer llegar ayuda a personas o poblados específicos en las islas.

Quienes han recibido apoyo de la FAC para hacer llegar donaciones han tenido que soportar un trato déspota y grosero de parte de funcionarios del gobierno para poder retirar con mucha dificultad las donaciones y entregarlas a la comunidad.

La situación hoy 22 de diciembre sigue caótica y la gente sigue sin techo expuesta a las inclemencias del clima. Llegaron carpas, unas muy sofisticadas, cómodas con aire acondicionado para los funcionarios del gobierno y otras pequeñas, no impermeables donde cabe una persona para residentes.

Para los isleños a veces hay un galón de gasolina diario después de una fila de tres a cuatro horas a pleno sol. Mientras, el desfile de vehículos llevados a la isla por el gobierno y las ONG tienen suministro ilimitado.

Esta semana uno de los pescadores logró reunir 8 galones de gasolina, lo mínimo para salir en su lancha a los bajos en donde pesca desde hace más de 40 años. Toda su pesca la compartió con la comunidad en Suroeste y convidó a la policía asignada para esa zona que ha sido un apoyo invaluable.

Admirable la labor que adelanta Emcali, otras empresas de energía, soldados e infantes y policías rasos.