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A mí también me pasó

Pensé mucho si escribir o no esta columna, pero tomé la decisión de hacerlo porque tengo la responsabilidad como comunicador de luchar por una sociedad más justa y más ‘limpia’ de conciencia.

2 de septiembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Leí en estos días la columna de Vicky Dávila sobre el abuso que sufrió cuando era niña de parte de un tío. Su acto de denunciarlo públicamente me parece valiente. Muchas mujeres lo han reconocido, pero no sé de ningún hombre que lo haya hecho.

Pues yo tengo que confesar que cuando era niño también fui víctima de un acoso sexual. Paso a relatar lo acontecido.

Por ser un pésimo estudiante de colegio, mis padres decidieron reforzar mi nivel académico contratando un profesor de matemáticas de apellido Orozco, para ir a mi casa.

Él exigió un lugar tranquilo para poder tener mayor concentración, cosa que mi madre acató y decidió que las clases serían en la habitación de mi hermana ausente, en el segundo piso de la casa, lugar poco transitado.

Lo único que recuerdo en mis escasos 9 años, es que ese señor se sacó el pipí por su bragueta y me lo mostró. No me hizo nada más, no creo, porque seguramente lo recordaría y tendría un trauma. Mi vida sexual ha sido satisfactoria. Siempre he podido hablar de eso con mi gente de confianza.

Eso es un acto de abuso con un menor de edad, independiente de si hubo contacto físico o no. Ya el solo hecho de generar miedo y desconcierto en un niño en formación.

Pensé mucho si escribir o no esta columna, pero tomé la decisión de hacerlo porque tengo la responsabilidad como comunicador de luchar por una sociedad más justa y más ‘limpia’ de conciencia. Una sociedad donde los niños en su etapa más tierna, en la que se forja su futuro, tengan las oportunidades de crecer dignamente.

Consulté con Eleonora, una buena amiga, que tuvo la valentía de denunciar públicamente su violación y me animó.

Pero la razón más fuerte es el hecho de que las mujeres lo han hecho pero los hombres, ¡no! ¿Será por nuestra sociedad machista que nos pone ese peso enorme en el que un ‘macho’ no habla de sus momentos vulnerables?

El acoso sexual puede pasar en cualquier momento, puede venir de un tío como le pasó a Vicky o de un profesor como me pasó a mí, o del jardinero, el padrastro o la nana. En una sociedad cada día más enferma, en un descuido le puede pasar no solo a su hija, sino también a su hijo.
Hay que fomentar las conversaciones sexuales libres de mojigatería con nuestros hijos para que ellos sepan cómo actuar en un posible caso de abuso e identificar cuando está pasando.

Y para terminar, la recomendación de mi amiga… ¡Denuncie!

PD. Otra declaración valiente: leí la columna de Semana del señor Camilo Granada donde se declara feminista, y estoy totalmente de acuerdo con él. Yo también soy feminista.