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¿Y si hubieran muerto?

Muy triste que Cali deba sumar ahora la amenaza cierta y palpable de estos enemigos de la paz y la concordia

10 de enero de 2022 Por: Mario Fernando Prado

El ataque miserable y cobarde -para decir lo menos- del que fueron víctimas 13 agentes del orden como regalo de Año Nuevo del Eln a nuestra ciudad , ni nos puede ni pasar desapercibido ni menos considerarse como un hecho circunstancial al que se le eche tierrita y se tape.

A Dios gracias y por una imprecisión milimétrica, la carga explosiva no cayó directamente en los cuerpos de estos héroes de la patria y ello permitió que milagrosamente no perecieran en el atentado.

Pero ello no es óbice -repito- para no darle a este ataque a mansalva la trascendencia que tiene y que se ha querido disimular.

La reivindicación del grupo armado narcoterrorista demuestra que están más activos que nunca y que ya escalaron el territorio urbano, situándose en Puerto Rellena, epicentro de la explosión social del pasado paro y más concretamente en la primera línea, muchos de cuyos integrantes han debido salir de ese estatus, reemplazándoles con amenazas de toda índole proferidas por las milicias urbanas de esa agrupación, hoy fortalecida gracias a los buenos oficios de ese gobierno permisivo y complaciente que nos antecedió.

Por ello, el Ministro de Defensa y la alta cúpula militar convocaron de inmediato a un consejo extraordinario de seguridad para analizar el tema y hacer las investigaciones pertinentes para prevenir acciones futuras y dar con los autores materiales e intelectuales, ofreciendo una millonaria recompensa que lleve a dar con sus paraderos.

Pero, insisto en la pregunta: ¿Y si hubieran muerto? Allí quedaría satisfecha la retaliación guerrillera por la defensa que hiciera la institución militar del orden público y la presencia activa y beligerante de quienes se vinieron de la montaña a la ciudad, están reclutando seguidores y haciendo proselitismo en favor de un partido político con un candidato que bien sabemos quién es.

Muy triste que Cali, además de los problemas que afronta y los cuáles está tratando de superar, deba sumar ahora la amenaza cierta y palpable de estos enemigos de la paz y la concordia que son el brazo armado de una oposición irascible que se quiere tomar el poder por las malas intimidando a la población civil que, como los campesinos amedrentados, debe guardar silencio convirtiéndose así en cómplice pasivo de sus oscuros intereses.

¿Y qué viene ahora? Pues lo de siempre: exhaustivas investigaciones a cargo de un grupo especial conformado especialmente para tal fin, con un muy difundido despliegue, fotos, audios y videos. Luego, detención de algunos sospechosos presentados como ‘supuestos’ responsables, que son dejados en libertad al poco tiempo por falta de pruebas. Después, la captura de otros ‘supuestos’ responsables que son judicializados y encanados. De inmediato, aparecen los derechos humanos denunciado el maltrato a que han sido sometidos los pobrecitos que finalmente quedan libres gracias a la intervención de unos bien pagados (¿por quién?) jurisconsultos y todo queda arrumasado en algún anaquel donde duerme del sueño de los justos.

Ojalá que esto no se quede así, pero es que…

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Posdata. Imposible no lamentar la partida a otra dimensión de ese gran señor que fue Kalil Daccach quien nos ha dejado el testimonio del valor de la amistad y la estela luminosa que nos regalan las gentes de bien, de esas que cada vez son menos.

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