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Sebastián se queda allí

Después de un agrio debate en el que no faltaron excesos de parte y parte, y gracias además a que el alcalde Ospina expresó en los micrófonos de Oye Cali que no estaba de acuerdo con el traslado de la estatua del fundador de nuestra ciudad.

5 de octubre de 2020 Por: Mario Fernando Prado

Después de un agrio debate en el que no faltaron excesos de parte y parte, y gracias además a que el alcalde Ospina expresó en los micrófonos de Oye Cali que no estaba de acuerdo con el traslado de la estatua del fundador de nuestra ciudad, el adelantado no se irá con su espada para otra parte y allí permanecerá hasta que San Juan agache el dedo.

¿Qué quedó de todo esto? Primero un desconocimiento desconcertante entre las nuevas y las no tan nuevas generaciones de quién diablos fue Belalcázar, culpa de la eliminación de las clases de historia en el pensum académico por obra y gracia del poeta presidente que permitió semejante estropicio, del mediatismo de los medios de comunicación que solo se ocupan de estos temas el día del onomástico de la ciudad y de quienes están empeñados en borrar la historia para escribir una nueva como les dicta su orientación política de tierra arrasada.

Sin embargo, la rápida reacción ciudadana apoyada -valga la verdad- por la prensa, la radio y la Tv, alertó a los caleños de semejante absurdo, que pudo haber repetido la triste historia del fundador de Popayán que se vino al suelo estruendosamente ante la impávida mirada de los raizales y las autoridades que vieron hacer trizas un monumento que no merecía tal atropello.

Sobre el particular hay que decir que ya los patojos están restaurando la estatua ecuestre, y que por cosas de la vida lo están haciendo utilizando el molde de la cara de don Sebas que señala al Pacífico.

Por otra parte fue por demás indignante que se tapara la estatua con unos trapos blancos, labor que adelantó, según me dicen, la propia Administración Municipal y que iban a ser arrancados por este servidor y un grupo de vecinos del sector. Empero, la Alcaldía reculó, quitó la indignante cobertura y le bajó en buena hora el volumen a la discusión.

Y como hay un grupo de personas, unas con mejores intenciones que otras, reclamando que se tengan en cuenta a varias docenas de caleños para inmortalizarlos en sus respectivos monumentos, propuesta que va a ser tenida en cuenta utilizando distintos lugares de la ciudad, huérfanos de alegorías a sus memorias.

Por tal razón quiero aportar mi granito de arena para proponer y exaltar la figura de la simpática, libertaria y aguda negra Nieves, personaje creado hace medio siglo por Consuelo Lago que nos acompaña diariamente con sus reflexiones y ocurrencias y forma parte de nuestra memoria urbana.
Nieves primero fue una doméstica que se fue instruyendo y cambiando el delantal por los libros y es hoy todo un personaje que habla hasta de política, amor, fútbol, sexo y demás sapiencias en las que somos expertos los colombianos.

Habida cuenta su fenotipo y su todavía curvilínea figura, en lugar de estatua sugiero se esculpa un busto que bien podría ser de la autoría de Diego Pombo, ya experto en estos menesteres, y se instale en la prolongación de la nueva Circunvalación, por ejemplo, o en otra de las obras que pagaremos próximamente los caleños.

Mientras tanto, que Belalcázar siga señalando al Pacífico, en ese bello parque que lo rodea y que abarca desde los barrios Libertadores, San Cayetano y San Antonio hasta las inmediaciones del acueducto de su mismo nombre, obra adelantada por la administración Armitage que bien se merece al menos una placa por tan excelente iniciativa.

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