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¿Quién sos vos?

Con esto de la pandemia me han aparecido un montón de amigos desconocidos que me saludan a veces afectuosamente y otras -los más- como con cierta prevención

5 de julio de 2021 Por: Vicky Perea García

Con esto de la pandemia me han aparecido un montón de amigos desconocidos que me saludan a veces afectuosamente y otras -los más- como con cierta prevención habida cuenta la indiferencia que muestro al advertir que no sé de quienes se trata.

Me imagino que por esta razón me he ganado los descalificativos de pedante, petulante, engreído, engrupido, inmamable y de ahí para arriba, cosa que de verdad lamento porque siempre me he considerado un tipo querido.

Pero no. Esas personas que me distinguen -como dicen por ahí- y al notar que no sé quién diablos son, terminan volviéndose mis enemigos, ¿y saben por qué ? Porque no los identifico habida cuenta esos tapabocas
que les cubren media cara y que dicho sea de paso me tienen mamado.

Como se me olvida ponérmelos cuando salgo, decidí comprarle al ‘Mono’ Sarasti una buena cantidad de tapabocas que los llevo o en el ‘maletín Germán Villegas’ -llamado así en recuerdo de uno que tuvo y que le duró eternidades-, en los bolsillos de los pantalones y las camisas, en el pichirilo, en la oficina y en todos los poquísimos lugares que frecuento.

Y agrego que todos esos adminículos por más finos que sean, me pican, me asfixian, me empañan las gafas, me brotan la piel, me producen alergia. Pero como puedo los soporto y los porto con estoicismo monacal.

Por esta razón no reconozco a nadie de los ojos para arriba, ni por las
cejas, ni por la frente, ni menos por las cabezas que cada vez más son más rapadas

Me hacen falta ver las narices, los bigotes si es que los lucen, las bocas y hasta las cumbambas, las barbas y las barbillas.

Podría identificarlos también por el hablado o el timbre de voz, que para colmo de males se distorsionan por el mismo adminículo y uno cree que le está hablando a un robot o algo por el estilo.

Así las cosas he optado por preguntar, “¿quién sos vos?”. Invitando al saludador o saludadora a que se bajen esas mascarillas para poder identificarlos.

Lógico, no todos (as) lo hacen y lo entiendo perfectamente por el temor y hasta pánico que existe de contraer el maldito virus, cada vez más sofisticado, razón por la cual les solicito muy amablemente que me digan su nombre o al menos me den alguna pistica más para poder ubicarles.

Esto me ha dado resultados positivos parciales porque no faltan los que se incomodan con el “quién sos vos”, o sea, palo porque bogas y palo porque no bogas, como reza el adagio popular .

Empero y como no tengo ninguna otra manera de poder identificar a quienes me saludan, utilizo la palabra “líder” -que heredé de Jorge Arturo Sanclemente, el gran maestro del periodismo a quien poco le aprendí- y que me ha sacado de más de un apuro y cuyo femenino sería “lideresa” y ahí si me metería en camisa de once varas.

¿Entonces qué hago? Se reciben recomendaciones en mi correo mariofernandopiano@gmail.com.

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