Estafa en la cuarentena

Se dice que se alzó con entre 12 mil y 15 mil millones de pesos, que en su natal Bogotá cayeron hasta sus propios padres y familiares, compañeros de primaria, bachillerato y universidad además de cientos de caleños

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17 de ago de 2020, 11:55 p. m.

Actualizado el 25 de abr de 2023, 05:35 a. m.

Egresado de un postinero colegio capitalino, de la Universidad de la Sabana y tras varios y trabajos en el sector financiero especialmente en el Banco Santander, llegó hace un par de años a Cali el protagonista de lo que sapientes juristas no dudan en calificar como una estafa perpetrada por este delincuente de cuello blanco.

Hospitalarios que somos, además de confiados, le abrimos las puertas a quien fungía como gerente del banco de financiación de los vehículos Renault, que alquiló casa en Pance y se hizo socio de un encopetado club del sur de la ciudad.

De no más de 33 años, indiscutible don de gentes y gran simpatía, se fue granjeando el afecto de quienes comenzaron a tratarle.

‘De fina estampa’, caballero bien trajeado y exquisitos modales, acompañado siempre por su esposa o compañera, una joven atractivísima, eran una pareja intachable que solían invitar a su casa a un amplio grupo de amigos.

Deseoso de embilletarse rápidamente, comenzó a buscar inversionistas para un negocio redondo -a decir de él- que consistía en comprar los contenidos de unos contenedores repletos de ropa -dicen que hasta para las Fuerzas Armadas- lo cual dejaba un 30% de utilidades, de las cuales la mitad era para su socio -el hijo de uno de los dueños de un arroz cuyo nombre tiene tres letras- y la otra mitad era para él y para quienes pusieran el billete, garantizándoles el 7,5% sobre el dinero invertido.

Fueron muchos los que se le apuntaron a esta manera de hacer rendir los pesos y como todo en un principio marchó sobre ruedas, los inversionistas comenzaron a crecer casi que geométricamente.

Más no contento con lo de los contenedores llenos de ropa, afirman que se inventó otro negocio igual o más rentable que el anterior, esta vez con una especie de cupo que le daba Sofasa -una empresa directamente relacionada con su trabajo- para la compra de vehículos Renault, según manifestaron a Sirirí algunos de sus damnificados.

Y al poco tiempo empezó el calvario con los incumplimientos. Disculpa va, disculpa viene, que ya casi, que esta semana, que la otra, que en quince días, que la pandemia, que la oficina virtual, que el socio estaba encuarentenado y por último, y como era de esperarse, no volvió a dar la cara y menos a contestar el celular, desapareciendo totalmente del mapa.

Lo último que dicen es que estaba tratando de volarse del país y que como no lo había logrado andaba cual judío errante de finca en finca, escondiéndose de quienes le andan buscando.

Se dice que se alzó con entre 12 mil y 15 mil millones de pesos, que en su natal Bogotá cayeron hasta sus propios padres y familiares, compañeros de primaria, bachillerato y universidad además de cientos de caleños que incluso se endeudaron para meterse en el negocio y quedaron viendo un chispero.

¿Que quién es y cómo llama? Búsquenlo en Facebook: es el repapi que más parece actor de cine -con su bellísima pareja- que lo que realmente es.

Administrador de Empresas, Abogado y periodista por vocación. Director y fundador de MF Publicidad Mercadeo Limitada, al igual que de los programas Mario Fernando Piano y Oye Cali. Galardonado en dos oportunidades con el premio Simón Bolívar de periodismo. Escribe para El País hace más de 40 años.

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