Ella

Vinieron momentos en que cualquier otra persona habría tirado la toalla, pero Ella siguió con vientos en contra...

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16 de ene de 2023, 11:55 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 05:42 a. m.

Detesto a esas mujeres ‘ejecutivas’, que se creen dueñas del mundo y sus alrededores. Que dicen trabajar más que ningún otro mortal y son unas pesadillas completas. Nadie las soporta y ni siquiera se soportan a sí mismas.

Viven ocupadísimas en juntas y en reuniones. No les queda tiempo para nada, pero eso sí, cuando de cultivar sus vanidades se trata, vuelven la noche día, para ir al gimnasio al que llevan toda su parafernalia de celulares y hacen video conferencias cuando están sudando la gota.

O también para el spinning, el yoga y otras meditaciones o para los cursos de astronomía o para asistir a conferencias sobre la inmortalidad del cangrejo y hasta para el espiritismo, pero jamás para orar y tener actos de fe.

Lo de ellas es trabajar y trabajar y por ello -y otras cosas- se han ido quedando solas tratando de detener el inexorable paso del tiempo con toda suerte de cirugías, estiramientos y menjurjes en unos aquelarres que las acercan cada vez más a las brujas que tanto detestan.

Total, así les vaya bien en sus actividades laborales, sus vidas son un vacío de afectos y contradicciones que no respeta a sus cónyuges, a sus hijos que son unos completos desastres y menos a sus amistades de toda la vida.

Sus finales pueden ser desde una nochebuena en cualquier hotel de Nueva York hasta un verano en Roma, rumiando sus soledades, leyendo cualquier libro pendejo y con tiquetes de primera clase para ir a ninguna parte.

Lo anterior es todo lo contrario a Ella. Habida cuenta su situación socioeconómica podría estar en cualquier parte del mundo disfrutando de las mieles de unos años de trabajo en unión de su esposo y sus hijos así la pensión este un poco lejos de su eterna juventud.

Pero no. Fue su decisión abrogarse una enorme responsabilidad que nunca pensó que llegara donde llegó y en los últimos años dedicó todas sus energías a luchar para defender un patrimonio más que económico, misional, en un reto que ninguna otra mujer que se sepa le tocó sortear, incluso llegó un momento en el que algunos creyeron que ese desafío era para machos y no para una niña bien sin experiencia para torear semejantes avisperos que fueron apareciendo con el correr de los días.

Pero no desfalleció ni le pidió cacao a nadie, teniendo sí el apoyo de los suyos y la solidaridad de sus empleados a quienes se ganó y obtuvo la comprensión y el apoyo de todos y de toda la comunidad que conoció el caso.

Los oscuros nubarrones que amenazaron implacablemente no la acoquinaron y por el contrario fortalecieron su tenacidad. Vinieron momentos en que cualquier otra persona habría tirado la toalla, pero Ella siguió con vientos en contra en que se formó la tormenta perfecta para claudicar. Y no fue así y siguió contra todo pronóstico hasta que llegó un momento en que se requirió de una negociación para garantizar la supervivencia de esa misión que fundara su abuelo y continuaron sus descendientes.

Momentos duros y amargos capoteo Ella. Días y noches de incertidumbre que no la amilanaron y así con su bajo perfil, con su sencillez, con su liderazgo innato logró que esos 73 años de esfuerzo no se perdieran y que esa tantas veces mencionada Misión continuara por el bien de esta tierra que la vio nacer. Démosle gracias a Ella.

Administrador de Empresas, Abogado y periodista por vocación. Director y fundador de MF Publicidad Mercadeo Limitada, al igual que de los programas Mario Fernando Piano y Oye Cali. Galardonado en dos oportunidades con el premio Simón Bolívar de periodismo. Escribe para El País hace más de 40 años.

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