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Creer en lo nuestro

Estamos invadidos de malas noticias. Ni bien sale algo novedoso cuando ya lo estamos atacando. Un negocio nuevo que se monta y somos los primeros en vaticinarle el fracaso.

19 de diciembre de 2022 Por: Mario Fernando Prado

Fue Hernán Nichols uno, sino el mejor, de los publicistas que ha parido este país, quien se inventó esta frase hace varias décadas para una de las filiales del Banco de Occidente, el banco que lo conoce a usted, slogan que perversamente complementó ‘el loco’ Bejarano con la ‘popayanejada’ “y por eso le presta ni un centavo”.

Y creo que fue para la tarjeta Credencial, según me recuerda mi ya dudosa memoria, frase que estuvo vigente por varios años y que este establecimiento utilizó para otras campañas con un éxito total al punto que Hernán, bautizado y con razón El Profeta, realizó un sinnúmero de aplicaciones para darle más trascendencia a su chispazo buscando volver ‘creer en lo nuestro’ un propósito nacional.

Desafortunadamente, esta propuesta no fue entendida ni atendida en la gigantesca dimensión que pudo haber tenido y la iniciativa fue archivada, dándole paso a otras campañas de esas que ponen a sonar la caja registradora de los ingresos comerciales.

Y así, ‘creer en lo nuestro’ tuvo un entierro de pobre igual que su progenitor y hoy nadie recuerda esos mensajes que bastante falta nos están haciendo.

La publicidad perdió esa oportunidad de comunicarle a las gentes algo más que venderles un jabón, una casa, una universidad o una tarjeta de crédito y se gastan miles de millones que seguramente cumplen el objetivo de hacer preferir lo que se oferta, pero se está desaprovechando un espléndido y expedito canal de comunicación.

Nuestra publicidad, salvo honrosísimas excepciones, se queda en la
propaganda, en la oferta, en el compre ya, pero no cumple con el deber social de darle a los consumidores y de contera, mensajes adicionales que son bien necesarios en estos momentos de efervescencia, dolor y calor.

Para el caso que nos ocupa, que edificante sería que volviéramos a ‘creer en lo nuestro’, en medio de esta crisis de negativos pesimismos en que todo nos parece malo, en que no se cree en nada ni en nadie, en que nos llevó el diablo, en que hay que apagar e irse en esta ciudad y este país no van a salir adelante.

Estamos invadidos de malas noticias. Ni bien sale algo novedoso cuando ya lo estamos atacando. Un negocio nuevo que se monta y somos los primeros en vaticinarle el fracaso. A un empresario le comienza a ir bien y de inmediato lo acusamos de que le está revolviendo dineros non sanctos o está lavando plata o tiene socios torcidos.

Es preciso y urgente volver a creer en nuestro país y en nuestra ciudad, en nuestras instituciones, en nuestros patrones y en nuestros empleados, en nuestros vecinos, en las gentes del común, en nuestras familias, en nuestros amigos y por encima de todo, en nosotros mismos.

Creer en lo nuestro, un bello y ejemplarizante propósito para el año que comienza dentro de escasos once días y feliz Navidad a mis sirilectores, gracias por haberme acompañado tantos y tantos años y, como suelen decir, perdonen lo malo…

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