Responsabilidad ciudadana
Tenemos que seguir incentivando que las personas voten, el abstencionismo en Colombia sigue siendo muy alto.
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12 de abr de 2022, 11:35 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:46 a. m.
En estas épocas electorales son muchas las conversaciones que se dan relacionadas con el destino de nuestro país. No hay espacio social en el que no se hable de por quién se va a votar o quién pensamos será el mejor candidato para “sacar este país adelante”. El Congreso es una institución tan deslegitimada que increíblemente muchos piensan que no importa por quién se vota a esta corporación. Piensan muchos que lo único importante es el Presidente de la República, como si fuera una especie de dios o rey que lo puede todo.
Sin duda, la Presidencia de la República es el cargo más importante de este país y un buen presidente o presidenta puede hacer que el país avance, mejorando condiciones de pobreza, seguridad, inversión, calidad educativa y empleo. En suma, puede mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la confianza en las instituciones, pero no puede hacerlo todo y mucho menos solo o sola.
En una democracia todas las instituciones son importantes y necesarias. Con un buen Congreso se hacen buenas leyes y políticas públicas para que sean implementadas por el Ejecutivo. Además, se le hace seguimiento y control político que es fundamental.
Los alcaldes y los gobernadores también juegan un rol muy importante en un país descentralizado como el nuestro, en el que las regiones deben jugar cada día un rol más preponderante. Desde mi punto de vista, las alcaldías y gobernaciones deben determinar mucho más las vidas de los ciudadanos, quitándole peso a las decisiones que se toman desde Bogotá por funcionarios que no saben qué pasa en los territorios. También están las famosas ‘ías’, que deben controlar y asegurarse de que tengamos los mejores funcionarios, que no se comentan delitos y que se cuiden los recursos públicos.
Pero hay un rol muy importante que muchos creen que no existe, el de la ciudadanía, que tiene como una de sus obligaciones votar. Como les digo a muchos jóvenes con los que me veo frecuentemente gracias a Compromiso Valle, la cédula no es solo una tarjeta que demuestra que eres mayor de edad, con ese documento tenemos la primera responsabilidad con la sociedad, que es votar.
Tenemos que seguir incentivando que las personas voten, el abstencionismo en Colombia sigue siendo muy alto. Pero a los que votan y se emocionan tanto por estas épocas hay que decirles que la tarea no queda ahí. Los ciudadanos tenemos la obligación del seguimiento, de la veeduría, del control a los mandatarios.
Son muchos los mecanismos de transparencia y participación que existen con los que se le puede hacer un debido control a los mandatarios, empezando por el presidente y siguiendo con cada uno de los funcionarios que de una y otra forma determinan nuestras vidas. Esto sin duda les quitaría a muchos esa sensación de desesperanza, ya que creen que sus vidas las determina alguien que no tiene nada que ver con ellos, o el que les promete, pero lleva años incumpliendo. Eso también obliga a los ciudadanos a ponerle algo de realismo a las promesas de las campañas, las salidas mágicas no existen y los presidentes no son magos.
Enhorabuena por toda la emoción electoral, pero no perdamos de vista el realismo, el mediano y largo plazo y, sobre todo, no ignoremos que nuestra responsabilidad como ciudadanos no termina con el voto.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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