Columnistas
María Corina y la Paz
¿Paz es solo el silencio de las armas o también la restitución de la dignidad? ¿Es estabilidad sin justicia o es la posibilidad real de vivir sin miedo?
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26 de dic de 2025, 12:51 a. m.
Actualizado el 26 de dic de 2025, 12:51 a. m.
Despedimos el 2025 año de la Serpiente, final de 9 años de cambio y comienza el 2026 con los bríos del caballo, según el calendario chino.
Quizá la persona que más encarna esa visión es María Corina Machado ganadora del premio Nobel de la Paz, para algunos una decisión incómoda, profundamente política y salomónica, era quitarle la ambición a Trump de seguir los pasos del presidente Obama, en un mundo que ya lo veía como un patriarca ególatra.
Proponer a María Corina para el Premio Nobel de la Paz fue una pregunta lanzada al corazón mismo de lo que entendemos por paz. ¿Paz es solo el silencio de las armas o también la restitución de la dignidad? ¿Es estabilidad sin justicia o es la posibilidad real de vivir sin miedo? Desde una mirada matriarcal, la respuesta es clara: no hay paz sin la voz de las mujeres.
María Corina Machado ha sido una mujer con posición, con discurso propio, con una coherencia que incomoda porque no pide permiso. Y eso, en sistemas autoritarios, se castiga con especial dureza cuando quien lo encarna es una mujer. Sin acudir a la violencia ha practicado la ética del cuidado, ofreciéndole a los venezolanos un país sin hambre, sin penurias. Sabe que una revolución armada causaría muertes de personas inocentes y por eso su táctica ha sido trabajar desde la clandestinidad. Precisamente ahí radica una parte central de su relevancia histórica.
2025 fue el año en que su figura trascendió el marco estrictamente político para convertirse en un símbolo cívico. No porque concentrara todas las respuestas, sino porque representó una forma de resistencia que no se rindió al cansancio ni al exilio forzado, ni a la amenaza constante.
Hablar del Nobel de la Paz en clave feminista implica cuestionar a quiénes se ha premiado históricamente y a quiénes se ha dejado fuera. Las mujeres que luchan sin armas, que organizan, denuncian, resisten desde lo civil, rara vez ocupan el centro del reconocimiento global. Sus batallas son consideradas ‘políticas’, ‘locales’ o ‘demasiado conflictivas’ para encajar en la narrativa cómoda de la paz institucional.
Pero la paz que propone el matriarcado no es pasiva ni ornamental. Es una paz que exige justicia, memoria y reparación. María Corina Machado ha puesto sobre la mesa temas que el poder preferiría barrer: la violencia estructural, la persecución política, la feminización de la pobreza, el costo emocional del miedo prolongado.
Nombrarla la mujer más importante de 2025 es reconocer que la ética del cuidado puede imponer un orden mundial distinto, donde impere el valor de la vida y no la muerte, donde se busque la paz y no la guerra. El Nobel de la Paz, desde esta perspectiva, no sería solo un reconocimiento individual, sino un mensaje al mundo: que la resistencia democrática liderada por mujeres construye paz. Que la valentía civil es una forma legítima de pacificación. Que la paz, es la de Cristo, es la otra mejilla y no la venganza.
Twitter: @atadol
Facebook: Angela Cuevas de Dolmetsch

Profesión Abogada, PhD en Gobierno de la London School of Economics. Fue directora del programa de TV el Agora y la Lupa. Miembro de La Comisión Preparatoria sobre Administración Pública de La Asamblea Nacional Constituyente 1991. Promotora y madre del Artículo 40 de la Constitución o Ley de cuotas 1991. Miembro del Comité Asesor de Poder de El País 2010. Escribe para el periódico desde el 2005.
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