Terremoto geopolítico
El Medio Oriente fue sacudido por un fuerte terremoto político que por esta vez trae consigo muy buenas noticias en contraste con las negativas que tradicionalmente produce la región.
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18 de ago de 2020, 11:55 p. m.
Actualizado el 25 de abr de 2023, 05:37 a. m.
El Medio Oriente fue sacudido por un fuerte terremoto político que por esta vez trae consigo muy buenas noticias en contraste con las negativas que tradicionalmente produce la región. El ‘Acuerdo de Abraham’, firmado entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, abre una nueva era en la región y cualquier descripción se queda corta frente a la magnitud de lo que esto significa.
La concepción prevaleciente en la comunidad internacional de que los países árabes no harían la paz con Israel hasta que no se solucionara el conflicto palestino-israelí quedó sepultada en las arenas del desierto.
Ese concepto de tierras por paz gravitando desde la guerra de los seis días pasó a la historia con el ‘Acuerdo de Abraham’. La nueva dinámica es paz por paz, paz por progreso, paz por desarrollo, paz de los valientes. Se abren de par en par las puertas para que otros países árabes y musulmanes establezcan relaciones con Israel y ya varios lo han anunciado. El primero de ellos Sudán, cuyo canciller anunció la intención de normalizar relaciones con el Estado Judío. Fue en Jartum, capital de Sudán, hace cincuenta y tres años en la infausta cumbre de la liga árabe que siguió a la guerra de los seis días, que sus países miembros rechazaban cualquier arreglo con Israel. Las vueltas que da la geopolítica.
Las oportunidades que se abren son ilimitadas y están sobre la mesa para los comensales que quieran sentarse a manteles. Israel potencia tecnológica, científica, académica y militar de la región une sus fortalezas con los Emiratos, país que, en las últimas dos décadas, diversificando su economía petrolera, se convirtió en centro logístico, marítimo y aeronáutico que une Oriente con Occidente y sus dos grandes ciudades, Dubái y Abu Dhabi en metrópolis de carácter global.
La oportunidad de unirse a ‘Abraham’ está abierta a todo aquel que propenda por el desarrollo y progreso para su pueblo.
No sorprende la virulenta reacción de Irán rechazando el Acuerdo de Abraham. Mientras el pueblo iraní sufre, sus líderes están dedicados a fomentar el terrorismo y la inestabilidad regional. La paz no es lo suyo.
Turquía por su lado involucrado en múltiples conflictos en la región: Libia, Siria, Iraq, Grecia, buscando extender su influencia neo-otomana, rechazó el ‘Acuerdo de Abraham’ porque ve en los países del golfo contendientes a sus designios imperiales. Ankara en todo caso mantiene relaciones, muy frías, pero relaciones, con Israel.
¿Y los palestinos qué? Una vez más, como varias en el pasado, tienen la oportunidad de montarse en el tren de la paz y la convivencia, máxime cuando el acuerdo entre Israel y los Emiratos estipula claramente que no habrá anexión de territorio alguno de Cisjordania por parte de Israel. El plan de paz de Trump no es perfecto, pero es lo único que hay sobre la mesa y puede ser el comienzo de una negociación en el nuevo entorno geopolítico creado en la región. Las primeras señales emitidas desde Ramala no auguran cambio alguno en el negacionismo y permanente rechazo palestino a cuanta apertura aparece para facilitar un proceso de paz. El balón está en su campo y será su liderazgo el que decida qué hacer con él; jugar hacia adelante y ganar o jugar hacia atrás y seguir perdiendo.
Hace 3700 años el profeta Abraham-Ibrahim recibiendo una revelación, dio origen a las religiones monoteístas. Treinta y siete siglos después su memoria es evocada para lanzar una nueva era de paz en esta atribulada región.
Sigue en Twitter @marcospeckel

Analista internacional para varios medios en Colombia y el exterior. Fue profesor de la Universidad de Externado hasta 2022 y es actual docente de la Universidad del Rosario. Colaborador y columnista de El País desde el 2001.
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