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El 31 no termina el año

Agradecer el estar vivos sería la primera tarea el 1° de enero de 2021 y anhelar igualmente terminar así el 31 de diciembre de 2021.

22 de diciembre de 2020 Por: Vicky Perea García

Se acerca el 31 de diciembre de 2020, sin embargo, este año que para nosotros los colombianos empezó en marzo, no termina, pues el primero de enero y las semanas subsiguientes serán más de lo mismo: pandemia, pandemia y más pandemia. Las tradicionales celebraciones, comidas de San Silvestre, rumbas con amigos, tomatas hasta la madrugada, vueltas a la manzana con maletas, no serán más que un recuerdo de lo hecho el pasado 31 cuando con optimismo esperábamos el advenir de una nueva década.

Agradecer el estar vivos sería la primera tarea el 1° de enero de 2021 y anhelar igualmente terminar así el 31 de diciembre de 2021. Más que eso, esperar la dichosa vacuna que ojalá funcione, aguardar que nos toque el turno de aplicárnosla y seguir cuidándonos por un largo tiempo hasta que la vacuna surta efecto, nos hayamos convencido que así es y hayamos superado el trauma de la pandemia.

Hay además otras cosas que agradecer. En marzo estábamos desocupando los anaqueles de los supermercados, especialmente, por razones metafísicas, el papel toilette, temiendo un desabastecimiento que nunca ocurrió. Esto gracias a una cadena de compatriotas cuyo trabajo desconocemos y quizás poco apreciamos. El campesino que siembra y cosecha, el ganadero que cría, los trabajadores de los frigoríficos y fábricas de comida, los panaderos, los camioneros que trasportan los productos básicos a los mercados, los cajeros, vendedores, empacadores y domiciliarios, gracias a los cuales nunca nos faltó “el pan en la mesa”.

Agradecer al personal médico que nos cuidó, que puso su vida en peligro por atender a aquellos que arribaban a urgencias cortos de respiración víctimas de esa desconocida enfermedad y a los que lamentablemente fallecieron en el cumplimiento de su deber, fieles siempre a su juramento hipocrático.

Agradecer a los policías y soldados que nos cuidan en las calles, a los celadores de nuestros edificios y conjuntos que ni un solo día faltaron a sus labores, a los taxistas y conductores.

Ellos son los personajes del año. Sin ellos no hubiéramos sobrevivido la pandemia. Ellos, todos ellos, son los personajes esenciales.

El otro personaje del año es la tecnología, esa que nos sirvió para seguir con nuestras labores cotidianas desde el calor del hogar. Descubrimos Zoom, plataforma que existe hace años y que para muchos se volvió nuestro compañero inseparable, mañana, tarde y noche. Las fotos en las redes sociales ya no son paisajes exóticos sino pantallas divididas en cuadritos con caras algunos, con nombres otros.

Estamos viviendo en medio de unos paréntesis que no se han cerrado. Enero será igual a diciembre y a agosto, con tapabocas, distanciamiento, lavado de manos y temor al contagio. Todos debemos haber conocido amigos o allegados a quienes se le metió el bicho y quizás también tuvimos que sufrir el fallecimiento de alguien cercano o conocido.

Los gobiernos asumieron el protagonismo central en la pandemia y aún es temprano para determinar cuáles lo hicieron bien y cuáles no. En lo epidemiológico siguen abiertos muchos interrogantes, en lo económico y social solo el tiempo dirá, pues lo único seguro en estos momentos es la incertidumbre. Los países abren y cierran al son del coronavirus e imponen más restricciones para las cuales la ciudadanía ya perdió la paciencia.

El 31 será un día igual a los demás y el 1° una continuación de lo mismo, solo amenizado por nuestra esperanza y deseo que este paréntesis pronto se cierre y podamos volver a llevar una vida normal, si es que eso todavía existe o alguna vez existió.

Sigue en Twitter @marcospeckel