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Un millón más

Son los programas, las iniciativas de desarrollo, las que nos permitirán desligarnos de la guerra, y es esa desguerrización de la agenda informativa y política lo que nos permitirá tener un país donde quepamos todos

9 de junio de 2019 Por: Mabel Lara

“Es la economía, estúpido”. Esa frase popularizada en 1992 en la campaña de Bill Clinton que resultó decisiva para modificar la relación de fuerzas y derrotar la reelección de George Bush padre, hace parte del aprendizaje para abordar el tema del voto económico en las democracias.

James Carville, estratega y asesor de la campaña de Clinton, logró sintetizar en un cartel puesto en las oficinas del candidato demócrata la única oportunidad que en su momento tenían para alcanzar la Presidencia de los Estados Unidos; entendiendo que George Bush tenía casi el 90% de la favorabilidad por sus éxitos en la política exterior con la culminación de la Guerra Fría y la Guerra del Golfo Pérsico.

En un contexto de crisis económica y profunda recesión el asesor aprovechó la situación y los factores que inciden en la transformación del voto en contextos democráticos como son: el crecimiento, la inflación o el empleo a la hora de votar para llevar al poder Bill Clinton.

La estrategia permitió cambiar la agenda noticiosa en la realidad norteamericana, y en definitiva orientar la directriz del poder para que Clinton fuera elegido como presidente.

En Colombia, hoy, para algunos economistas las alarmas se han encendido por la desaceleración que afecta directamente a las clases medias y a los más pobres.

Mientras el país se despedaza por temas de la JEP, la ‘Santrichación’ de la Justicia y el postacuerdo de paz; el resto de colombianos estamos esperando que nos ayuden a resolver los temas del día a día. El pago de la hipoteca, el arriendo, las cuentas del colegio y los servicios públicos son lo que deberían estar en primera línea de la investigación y el debate, tratando de buscar soluciones a la realidad económica de miles de colombianos.

En el plano simple y contable, los exmilicianos de las Farc son sólo 10 mil nacionales, en contrapartida de los 46 millones de compatriotas que capturados por los noticieros y medios de comunicación, como en los que trabajo, han perdido el foco del debate para volvernos a meter en un solo discurso que deja de lado lo prioritario: la economía y el desarrollo.

Atrás han quedado los debates sobre Odebrecht o el cartel de la hemofilia. Hoy estamos expuestos, como hace cinco años, a los mismos actores que por 60 años nos han robado la oportunidad de continuar construyendo un país moderno y equitativo.

Es la economía, estúpido, diría Carville, el caballito de batalla que debería ser utilizado por los candidatos a alcaldías y gobernaciones d que están a punto de exponerse al examen de la elección pública. Dice el Dane que hoy tenemos un millón de pobres más y a ellos nadie les ha parado bolas, no importan, nadie los ve.

Son los programas, las iniciativas de desarrollo, las que nos permitirán desligarnos de la guerra, y es esa desguerrización de la agenda informativa y política lo que nos permitirá tener un país donde quepamos todos y donde se judicialice a los delincuentes y vapuleadores de la paz que nos prometieron iban a llegar hace un año atrás. Qué mamera ‘Santrich’ y su combo; lo que necesita el país son respuestas contundentes para solucionar el día a día de los colombianos. De eso deberían tratarse las próximas elecciones.

Sigue en Twitter @MabelLaraNews