¡Pilas con Jamundí!

Desde hace varios años Jamundí se convirtió en el centro de operaciones de bandas criminales, disidencias de las Farc, el Clan del Golfo y hasta el Eln. Deambular por sus calles es toparse con corridos y cabalgatas improvisadas que vienen acompañadas de frases y acentos fiesteros mexicanos, que en su momento denunció el defensor del pueblo Carlos Negret por la presencia de miembros de carteles como el de Sinaloa y el de Jalisco.

Estos grupos al margen de la ley se disputan el control de más de 1500 hectáreas de coca y el negocio de la minería ilegal. Han sido autoridad y ahora también quieren ser ley por cuenta de señalamientos que amenazan con el destierro a concejales, miembros del gabinete municipal y hasta al alcalde.

Lo que sorprende del más reciente anuncio es que el ‘nuevo grupo’ se autoreconoce como de derecha y pide que no lo relacionen con las autodefensas de Colombia o ninguna disidencia. Notifican que cuentan con más de 180 hombres armados y que su surgimiento se da como “resultado de las malas elecciones de algunos sectores de la sociedad corrupta y pusilánime”.

En Jamundí hay miedo, un miedo distinto al que se naturalizó al convivir con los ilegales relacionados con el narcotráfico; este miedo, me dicen, podría estar justificado con el nacimiento de una organización paramilitar que pudiera tener como meta incidir en las elecciones regionales, y lo peor, ante la ausencia de institucionalidad y claridad de la gobernanza local, de aniquilar por la vía de las balas a los que se opongan a su proyecto político y militar.

Asusta y mucho que, con la excusa del proyecto de Paz Total del Gobierno Nacional, los ‘viejos nuevos’ actores ilegales quieran reencauchar nuestras guerras pasadas para hacerse visibles y llegar a mesas de diálogo fuertes a negociar.

Asusta también porque tal como anuncian su interés es expandirse en todo el sur del Valle, el Norte del Cauca y especialmente la zona rural de Florida. Esos son los linderos del área metropolitana de Cali y nada de raro tendría que la explosión local también tocara a la capital del Valle.

A la vuelta de la esquina están las elecciones y bajo regímenes de terror ya conocemos la estrategia de montar, posicionar y elegir candidatos; sabemos por experiencia, que ese ha sido el circulo vicioso de nuestro conflicto: política, control territorial, armas y narcotráfico y esa mezcla explosiva sobrevive en Jamundí, ojalá alguien escuchara el grito solitario de su gente: ¡OJO con Jamundí!

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PD: Muy doloroso el asesinato del ingeniero Jonathan España esta misma semana en zona rural del municipio, ¿Cuántos muertos nos va a tocar seguir contando para atender el llamado de auxilio de sus gentes?

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