Centro
Mi posición muchos la saben: no puedo ser ajena al fenómeno político que es Francia Márquez, sus luchas sociales y ambientales, y la representatividad del voto negro que ha liderado, por eso la acompaño.
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5 de jun de 2022, 11:45 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:48 a. m.
El centro perdió. Durante las eternas elecciones que vivimos, los radicalismos tildaron al centrismo político de tibio, insípido, anodino y hasta elitista. Ese centro, considerado en la ciencia política el intermedio o árbitro de posiciones antagónicas de derecha e izquierda, no caló en ninguna de las elecciones que hemos vivido en el 2022 como opción real y cuantificable de cambio para el país.
Sorprende que las encuestas anteriores a las elecciones presidenciales han evidenciado que son más los centristas, que de izquierda o derecha. Pero al tomar una decisión en las urnas, la ambigüedad del centro, que todavía no logra emocionar, termina derrotado.
En 2019, por ejemplo, Raddar encontró que entre 2018 y 2020 más colombianos se ubicaban en el centro del espectro político: ‘Los datos indican que mientras en 2018 el 23,7 por ciento de las personas que participaron de la medición en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla se ubicaron en el centro, en 2019 lo hicieron el 33,7 %, y en 2020, el 53,3 %; es decir, esa posición creció cerca de 30 puntos en un periodo de dos años’.
En la medición cultura política del Dane (2021), el 44.3% de los colombianos se ubicó en la ideología del centro, el 17,9% se identifica con la derecha y el 14% en la izquierda.
Y si somos mayoría los colombianos ubicados allí, ¿por qué no le votan a ese proyecto? La respuesta es compleja, pero da luces con lo sucedido en esa elección, que descartó de entrada al candidato más moderado, que convocaba a un cambio seguro, tranquilo y mesurado en el centrismo: Sergio Fajardo.
Todo se trata de emociones: mientras otros candidatos se ubicaron en el miedo, la rabia y el voto castigo, Fajardo se ubicó en las ideas liberales equidistantes de los polos de izquierda y derecha, y no ganó protagonismo porque no arropó ninguna emoción. La esperanza, nombre de la coalición en la que participé por primera vez en la contienda electoral, no logró recoger un sentimiento que contuviera el desasosiego nacional, la crisis institucional y los enfrentamientos sociales.
Al centro le tocó tomar posición; al cierre de la semana tuvo que salir de la zona de confort y elegir entre Rodolfo Hernández y Gustavo Petro. Mi posición muchos la saben: no puedo ser ajena al fenómeno político que es Francia Márquez, sus luchas sociales y ambientales, y la representatividad del voto negro que ha liderado, por eso la acompaño.
Del otro lado, la mayoría de la coalición ha tomado rumbo hacia Rodolfo Hernández y ya hay algunos azuzadores que indican que el centrismo colombiano era una derecha vergonzante; pero me niego a creer que en un país que se identifica con llegar a ‘acuerdos sobre lo fundamental’, le neguemos la posibilidad a un pensamiento político aglutinador que saque lo mejor de los extremos.
Necesitamos empezar a tramitar nuestros odios y diferencias, allí los de centro jugamos de locales. Como ha dicho Alejandro Gaviria, quien me acompaña en la decisión del voto: ‘el centro político sigue siendo relevante, basado en el pluralismo, en las ideas liberales’ y tendrá que trabajar para llenar de sentido la decisión de seguir construyendo país.
Sigue en Twitter @MabelLaraNews

Periodista, especialista en desarrollo social con estudios en ciencia política y relaciones internacionales. Cinco veces ganadora del premio India Catalina a mejor presentadora de noticias y un premio Simón Bolívar por su trabajo en el canal regional Telepacífico. Actualmente trabaja con Caracol Radio en el programa La Luciérnaga y en el Canal Uno como anchor principal de noticias.
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