El sonido de las botas
Lo cierto es que no es hora de desafíos ni de bravuconadas.
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11 de ago de 2022, 11:35 p. m.
Actualizado el 18 de may de 2023, 04:50 a. m.
El planeta arde, el ambiente se calienta cada día más. No solo por los dramáticos cambios climáticos que hacen estragos provocando diluvios y sequías, enfermedades y muertes, sino también plagas varias que surgen y parecen indomables como la inflación galopante, los desempleos, la escasez de alimentos y las hambrunas, y para colmo de males las pandemias que van y vienen, mutan y vuelven a atacar.
Estamos cansados y además muy angustiados ante el persistente sonido de las botas marchando alrededor del globo: en China, Estados Unidos y Taiwán; en Ucrania y en Rusia; en Rusia y Otan; en China e India; en Australia y China; en el Medio Oriente... Vivimos un momento difícil y el peligro de una guerra generalizada. Y en medio de este horror la señora Nancy Pelosi, presidenta demócrata de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, decidió viajar a torear a los chinos con una visita simbólica de apoyo a Taiwán -a sabiendas que la tal visita exasperaría a los amos en Pekín y podría llevar a mayores.
Lo cierto es que no es hora de desafíos ni de bravuconadas. El mismo presidente norteamericano Joe Biden no aprobó la visita, más aún porque el mismo ya había aclarado repetitivamente que su país defendería militarmente a Taiwán en caso de una agresión china en su contra. Los periodistas y analistas más serios la tildaron de “irresponsable” e inútil porque no aportaría ningún cambio a la política oficial de Estados Unidos que, desde los años 70 mantiene un statu quo que le exige reconocer una sola China con Pekín su capital a cambio de que no ocupe Taiwán. Un acuerdo quizás absurdo pero que hasta el momento funcionó y permitió que Taiwán viva de manera independiente y logre construir una democracia dinámica que con los éxitos demostrados la legitima.
Pero no. La señora Pelosi insistió en visitar (por unas horas) Taiwán en medio de una gira por la región en nombre de la soberanía de su país y la libertad de tomar sus propias decisiones. La controvertida visita habría podido ser evitada o aplazada con mil pretextos, pero se realizó y la repuesta china en contra Taiwán no se hizo esperar. De inmediato Pekín lanzó operaciones bélicas muy agresivas que violan límites fronterizos acordados y respetados con Taiwán durante años y suspendió su cooperación en asuntos vitales con Occidente que nos afectan a todos.
¿Qué persiguió Nancy Pelosi en esta aventura político diplomática? Sin duda ganar puntos en la opinión norteamericana para favorecer a su partido en las elecciones de medio termino que en Estados Unidos se llevarán a cabo en el mes de noviembre y que esta vez se anuncian difíciles para los demócratas que pueden perder su mayoría en el Congreso. Pero también olvidó que en China, en este mismo mes de noviembre se celebrará el 20 Congreso del Partido Comunista Chino al que el presidente Xi Jinping aspira llegar fuerte y triunfante para merecer un tercer mandato. Resultado: la visita resultó controvertida porque encendió aún más el calor y las angustias del planeta y el sonido de las botas que marchan a la guerra comienza a alarmar. Fuera que acercó más a Rusia con China en contra de un Estados Unidos cada día más emproblemado y vulnerable.
Y la gente se pregunta: ¿cómo llegamos a una situación tan explosiva? Encontré una respuesta sabia que le echa la culpa a las ambigüedades que la política internacional tolera y acomoda, sin pensar que no pueden sostenerse indefinidamente. Como cuando Estados Unidos solo reconoce una sola China, la comunista, pero está dispuesta a librar una guerra nuclear para defender a la China democrática, que no reconoce oficialmente. O las ambigüedades que vuelven insoluble el conflicto israelo- palestino... pero este serio tema para otra columna.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.
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