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El discurso del rey

La ‘primavera árabe’ sigue su curso con los jóvenes desafiando...

24 de junio de 2011 Por: Liliane de Levy

La ‘primavera árabe’ sigue su curso con los jóvenes desafiando a sus verdugos y dispuestos a morir en aras de una vida más libre y digna. En Siria el espectáculo de una resistencia desesperada frente a una dictadura cruel y aislada de la realidad, nos hace penetrar en la mente y el corazón de quienes se sacrifican. Finalmente ellos no se dejan manipular y responsabilizan a los verdaderos responsables de su miseria y atraso. El último discurso de Bashar el Assad de hace un par de días prometiendo reformas tardías fue rechazado por unanimidad como mentiroso y engañoso. En cambio una percepción diferente se registra dentro del club de las seis petromonarquías árabes -al cual acaban de ingresar Jordania y Marruecos- en el marco del llamado Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), e invita a creer que allí, en estos países, se está cocinando una nueva estrategia, más realista, capaz de crear una mejor relación entre la calle y el poder.En un principio los monarcas del CCG habían cerrado filas para protegerse de la amenaza militar iraní. Ahora su objetivo cambió: se quieren proteger los unos a los otros en medio de la furia de ‘la primavera árabe’ que se extiende a su alrededor. En Bahrein el CCG logró mantener al monarca en su trono a pesar de una violenta revuelta popular. Ahora en Marruecos -país endeudado, con malestar social y agresivas reivindicaciones políticas- el rey Mohamed VI decidió atender las reformas exigidas por el pueblo. Y la semana pasada pronunció un solemne discurso en calidad de “rey ciudadano” y anunció su firme intención de convertir a Marruecos en una monarquía “constitucional, democrática, parlamentaria y social”, parecida a las monarquías europeas. La nueva constitución propuesta por el rey sería confirmada por medio de un referendo el próximo primero de julio. Su discurso fue mejor recibido que el del sirio el Assad. La opinión interna de Marruecos juzgó que fue sincero, e incluso pionero del gran cambio anhelado para el Medio Oriente. Se basa en 180 artículos que le brindan mayores poderes a la figura del primer ministro, que, si bien es escogido por el rey, tendrá que ser confirmado en elecciones legislativas. De ahora en adelante el primer ministro tomará todas las decisiones políticas y podrá nombrar a los altos funcionarios del reino. Mohamed VI seguirá siendo el jefe religioso supremo de los marroquíes, su ‘Comandante de los creyentes’, pero los principios de los derechos humanos, de la igualdad entre hombres y mujeres y otros ya no dependerán de la religión, sino de las recomendaciones legales de la nueva constitución. Además el amazigh hablado por millones de berberes marroquíes será considerado idioma oficial al igual que el árabe, una reivindicación antigua, totalmente descuidada hasta ahora. No hay que pensar que el discurso del rey convenció a todo el mundo. Prominentes líderes de la oposición marroquí consideran que aporta cambios insuficientes y que la lucha debe continuar. Sin embargo, dada la popularidad del rey en Marruecos y su comprobada capacidad de adaptación a las nuevas realidades, la opinión analiza su discurso con interés. En Europa, el presidente francés Nicolás Sarkozy y otros gobernantes alabaron los “avances capitales” contenidos en el discurso. Entretanto las monarquías árabes, aglutinadas en el CCG y deseosas de salvar su pellejo, observan a Mohamed VI y debaten la posibilidad de imitarlo. Saben que la caída de un solo monarca arrastraría a los demás. Reformar o morir: no tienen más opción.