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Bolsonaro en la mira

Con casi dos semanas en el poder Jair Bolsonaro, el nuevo presidente de Brasil (apodado ‘El Trump tropical’) está en la mira de todo el mundo.

10 de enero de 2019 Por: Liliane de Levy

Con casi dos semanas en el poder Jair Bolsonaro, el nuevo presidente de Brasil (apodado ‘El Trump tropical’) está en la mira de todo el mundo. A lo largo de su campaña electoral su retórica incendiaria en contra de la mujer, de las minorías sexuales (Lgtb), de los indígenas y los afrobrasileños había escandalizado. Aun así fue elegido por amplia mayoría (55 %) al quedar como única alternativa a una izquierda (encabezada por Luiz Inácio Lula da Silva) que se proyectaba del pueblo pero dejó al Brasil saqueado e inmerso en una ola de criminalidad y de corrupción política sin precedente en la historia del país. El solo año 2017 registró más de 63 mil asesinatos.

Agobiados los brasileños quisieron cambiar y para lograrlo optaron con darle el poder a aquel oscuro político que añoraba sin pudor las crueles dictaduras militares de antaño y no se había destacado en nada bueno durante sus 27 años como congresista. Su único atributo fue el de perseguir y criticar con furia a la ‘rosca’ de Lula y destituir a su pupila Dilma Rousseff.

Ahora los brasileños y el mundo se preguntan si Bolsonaro cumplirá con las preocupantes promesas proferidas durante su campaña o el poder moderará sus impulsos. Sus primeros días de gobierno dan la impresión de que cumplirá con lo prometido, así lo anunció ya que de inmediato diseñó acciones contra la comunidad Lgbt cuya suerte puso en manos de un pastor convertido en ministro que la acusa de destruir a la familia y a la sociedad. También tomó medidas para frenar a las feministas cuyas ansias de emancipación califica de una “ideología de género” que rechaza.

Por otra parte decretó leyes en contra de la población indígena del Brasil y las tierras ‘protegidas’ que ellos tienen la responsabilidad de controlar, argumentando que son manipulados por perniciosas ONG. La decisión involucra al 13 % del territorio basileño y amenaza con provocar enfrentamientos violentos entre terratenientes e indígenas. También afecta al medio ambiente cuyo deterioro no parece preocupar a Bolsonaro. Es más: sacó a Brasil de la lista de candidatos a organizar y recibir la Conferencia Mundial sobre el Clima de este año.

En otras áreas Bolsonaro también hizo inquietantes declaraciones sobre su intención de enviar al ejército a poner orden en los barrios inseguros y permitir un mayor acceso al porte de armas a los ciudadanos para que puedan defenderse de los delincuentes. En materia económica inició sus ambiciosas reformas pro-mercado privatizando aeropuertos y puertos marítimos y otras entidades nacionales.

La semana inaugural del gobierno Bolsonaro comprobó que se proponía cumplir con lo que había prometido y transcurrió sin provocar reacciones significativas. ¿Por qué? Quizás porque existen en Brasil elementos tranquilizadores que atenúan los peligros. Un punto a favor de Bolsonaro es quizás el nombramiento de Sergio Moro como ministro de Justicia; se trata de un juez federal de enorme prestigio y respetabilidad que había enfrentado con valentía a los políticos y adinerados más corruptos y poderosos del país durante el proceso llamado ‘LavaJato’ (autolavado). También dictó la sentencia en contra de Lula (nueve años y medio de cárcel) por haber recibido comisiones millonarias de una compañía constructora.

Otro elemento tranquilizador sería la misma Constitución brasileña que obliga a que todos los decretos presidenciales sean aprobados por un Congreso responsable. Finalmente los mejores garantes de la democracia en Brasil se volvieron (irónicamente) los mismos militares quienes, desde 1985 y con el advenimiento de la democracia, no muestran vocación de poder y ahora, más que nunca, quieren probar su imparcialidad y lealtad al país.