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La hora del ferrocarril

Se cumple así un sueño que hemos abrigado por muchos años los caleños que creíamos y creemos que el Tren de Cercanías es una de las mejores contribuciones a la solución de los problemas de comunicación terrestre.

22 de diciembre de 2023 Por: Carlos Jiménez

Para mí, el mejor regalo de Navidad ha sido la noticia de que se ha enviado a Planeación Nacional el proyecto de construir el ferrocarril de cercanías, de 73 kilómetros de longitud, que unirá a Cali con Jamundí, Yumbo y Palmira.

Se cumple así un sueño que hemos abrigado por muchos años los caleños que creíamos y creemos que el Tren de Cercanías es una de las mejores contribuciones a la solución de los problemas de comunicación terrestre que actualmente padecemos. Y es una clara demostración de la voluntad del gobierno nacional de sintonizar con la llegada de la que me atrevo a calificar de “la hora del ferrocarril”, en América y en el resto del mundo. Me remito a las pruebas.

En enero está prevista la inauguración en México del Tren interoceánico del istmo de Tehuantepec que, con sus 300 kilómetros de longitud, unirá al puerto Salina de la Cruz, en Oaxaca, con puerto Coatzacoalcos, en Veracruz. O sea, al océano Pacífico con el golfo de México y por esa vía con el océano Atlántico.

Este ferrocarril se suma a los 1.400 kilómetros del Tren Maya, que igualmente estará completamente operativo en esas fechas, y a los 17.400 kilómetros de la antigua red ferroviaria del país azteca que, durante las décadas de los catastróficos gobiernos neoliberales, estuvo a disposición exclusivamente de los trenes de carga y que a partir del próximo año también permitirá su uso por los trenes de pasajeros. La expansión y revitalización de los ferrocarriles mexicanos supone un importante estímulo a su economía y una mejora significativa de las condiciones de vida de sus ciudadanos.

Del sur del continente llega otra buena noticia. Hace un par de semanas se reunieron representantes de los gobiernos de Brasil, Paraguay, Argentina y Chile para acordar la construcción del Tren de los dos océanos, que unirá el puerto Santos de Brasil, en el Atlántico, con el puerto de Antofagasta de Chile, en el Pacífico.

Y nos llega una tercera de Estados Unidos: el presidente Biden ha decidido responder a los desafíos representados tanto por el cambio climático como por la red de trenes de alta velocidad de China, la más extensa y moderna del mundo, declarando que “su Administración va a desencadenar la segunda gran revolución ferroviaria, para hacer frente a la emergencia climática”. Me duele que mi padre, Erasmo Jiménez, empecinado defensor del ferrocarril, haya muerto antes de oír estas magníficas noticias.

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